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lunes, 30 de septiembre de 2002

EL SÁHARA OCCIDENTAL Y LAS ELECCIONES QUE SE APROXIMAN

Isabel Galeote Marhuenda
Para Revista de la RCADE de Marbella
30 de septiembre de 2002

Ya se ve venir, ya estamos inmersos en un manido frenesí de campañas electorales y demás flores silvestres. Los españoles volveremos a pronunciarnos próximamente, eligiendo en las urnas a aquellos políticos que de nuevo regirán nuestro destino durante cuatro interminables años en los distintos niveles en los que está organizado el Estado español (Gobiernos Central y Autonómicos, Ayuntamientos-Diputaciones....). Cuatro años de “Democracia Contemplativa” en los que como ya es habitual no nos consultarán nada ni se crearán los mecanismos necesarios para evitar que el acto de depositar un voto en la urna se convierta en un cheque en blanco que les permita a estos señores hacer y deshacer al margen de la opinión del pueblo, dinamitando la posibilidad del establecimiento de una auténtica “Democracia Participativa”.

Seguro que alguien, al leer estas palabras pensará que ha habido un error, que el título se corresponde con otro artículo y ha habido un traspapeleo, pero no es así, mi pretensión es hacer caer en la cuenta de que por el simple hecho de opinar votando –o no hacerlo- se determina las políticas que se llevarán a cabo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, y eso nos hace también responsables de los efectos de las mismas.

Estamos de acuerdo en que los españolitos de a pie no fuimos responsables de la traición llevada a cabo por el Gobierno de Franco el 14 de noviembre de 1975 con la firma de los Acuerdos Tripartitos de Madrid, mediante los cuales se ninguneó al Pueblo Saharaui contradiciendo de esta forma todo lo declarado hasta ese momento por España de manera oficial y conculcando lo establecido por la legalidad internacional en cuanto al derecho inalienable de este pueblo a regir su destino, pero sí tenemos una responsabilidad compartida desde el momento en que esos gobiernos han sido elegidos “democráticamente” por nosotros y esto, nos guste o no es una realidad de la que no podemos sustraernos.

Los distintos gobiernos españoles desde la instauración de la democracia hasta nuestros días han insistido en que mantienen una posición de neutralidad y de apoyo a la celebración del Referéndum de Autodeterminación del Pueblo Saharaui, pero esa neutralidad es terriblemente falsa ya que España tiene intensas relaciones bilaterales con Marruecos en diversos aspectos económicos y políticos, a pesar de los perejiles, del problema de la migración y el narcotráfico. España tiene una política de Estado en la que prima el interés por las buenas relaciones con Marruecos, apoyada en ayudas financieras y créditos FAD (Fondos de Ayuda al Desarrollo), condonación de parte de la deuda externa (que muy poco o nada repercute en el pueblo marroquí), venta de armas, etc. Ese interés en las buenas relaciones con Marruecos es a costa del sufrimiento de un pueblo dividido entre los que tuvieron que huir a los campamentos de refugiados llevando una vida extremadamente dura y los que se quedaron en las zonas ocupadas y que están siendo sometidos a toda clase de abusos por parte de Marruecos.

Los españoles tenemos que “obligar” de una vez por todas a nuestros gobernantes a que restablezcan el buen nombre del Estado español, que quedó en entredicho en el asunto del Sáhara Occidental. No pudimos conseguir que Adolfo Suárez, que recibió con abrazos al líder palestino Arafat, apoyara con igual vehemencia e interés la lucha del pueblo saharaui, tan legítima como la lucha del pueblo palestino. No pudimos conseguir que Felipe González cumpliera con la palabra dada el 14 de noviembre de 1976 en los Campamentos de Refugiados en Tindouf, recogida en documentos gráficos y sonoros........”Como parte del pueblo español, sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya sólo hecho una mala colonización, sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. Pero debéis saber que nuestro pueblo también lucha contra ese Gobierno que dejó en manos al pueblo saharaui de los Gobiernos reaccionarios. A medida que nuestro pueblo se acerca a la libertad, será mayor y más eficaz el apoyo que podamos prestar a vuestra lucha...... Sabemos que vuestra experiencia es haber recibido muchas promesas nunca cumplidas; yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme ante la Historia: nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final”.

No estamos consiguiendo tampoco que Aznar luche por el derecho del pueblo saharaui apoyando con decisión la celebración del referéndum tantas veces prometido, y deje de vender armas a Marruecos, aunque –y me cuesta trabajo decirlo por el abismo ideológico que me separa con este señor-, al menos, y por intereses que todavía no tengo muy claros, se mantiene algo más firme que los distintos gobiernos socialistas e incluso la oposición actual del PSOE que se ha atrevido a alienarse ya sin tapujos con la postura marroquí y despreciar la celebración del Referéndum.

En fin, lo dicho, hago un llamamiento a la conciencia de los “potenciales votantes” para que en esta ocasión en un ejercicio de memoria histórica vote en consecuencia y rehuya de aquellos que no son coherentes entre lo que pregonan y hacen y no se dejen encandilar por cantos de sirena.

Es importante tener siempre presente al pueblo saharaui, que en todos estos años ha sabido distinguir perfectamente entre lo que hace el pueblo español y lo que han hecho y hacen sus gobernantes. Aunque los españoles somos en general solidarios con los saharauis, necesitamos avanzar en la presión política. Basta de traiciones y de utilizar electoralmente la causa saharaui para calar en la sociedad civil y conseguir así votos que serán utilizados posteriormente para seguir sellando esa traición.

Aquí todavía no olvidamos que Felipe González llegó a utilizar carteles electorales en los que podía verse su figura en las arenas de Tindouf puño en alto para luego vender armas a Marruecos que fueron destinadas a matar saharauis y cerrando las Delegaciones del Frente Polisario en España obligando a sus representantes a salir del país. Hoy, este señor es el cabeza visible del lobby marroquí en España y tiene importantes “intereses económicos” en el país vecino. El Sr. González ha llevado a la cúpula de su partido a manifestarse en la actualidad a favor de las tesis marroquíes.

Por todo esto, y apelando a lo ya vivido, hago un llamamiento para que no se caiga en el error de acudir “al voto útil” como en el año 82, porque quedó demostrado que sólo fue útil para traicionar definitivamente todos los ideales originales de un socialismo en libertad.