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domingo, 18 de enero de 2009

ESPÍAS DE MARRUECOS EN ESPAÑA: RABAT UTILIZA A SUS EMIGRANTES COMO INFORMADORES

Antonio Luque (Periodista)
LE MONDE diplomatique. Enero 2009

A través de sus nacionales emigrantes, Marruecos, país tan próximo y a la vez tan lejano, está metiendo a sus servicios secretos, como un caballo de Troya, en territorio europeo con un doble propósito: por un lado, vigilar a sus propios emigrantes establecidos en Europa; por el otro, obtener de primera mano información sobre las sociedades europeas. La información es poder. Y los servicios de inteligencia del Reino alauí se han lanzado a conseguir dicho poder. Cosa que ha hecho saltar las alarmas de los países europeos en los que reside una importante comunidad marroquí, caso precisamente de España.
El espionaje exterior de Marruecos, conocido por sus siglas DGED[1] y dirigido por Mohamed-Yassis Mansouri, un civil, amigo del propio rey Mohamed VI, viene aumentando su presencia en la Unión Europea, donde actúa como interlocutor privilegiado del Gobierno de Rabat, por encima incluso de sus representaciones diplomáticas y en conflicto, a veces, con ellas.
Según algunas fuentes, los servicios europeos de inteligencia presentes en Marruecos (incluido el CNI español)[2] habrían “informado a sus gobiernos respectivos de la tendencia del espionaje marroquí a penetrar en medios religiosos y comunitarios”[3]. Sin embargo, el Ministerio español de Asuntos Exteriores que dirige Miguel Ángel Moratinos se limita a hacer la vista gorda, a la espera de que ocurra algún acontecimiento. En contraste con la actitud que tuvieron las autoridades de Rabat durante la crisis de Perejil, en julio de 2002, durante el segundo mandato de José María Aznar, cuando lanzaban acusaciones contra periodistas españoles acreditados allí, tachándolos de “espías de Madrid”. En la actualidad, el servicio de inteligencia alauí alecciona abiertamente a sus imanes y consejeros espirituales en España, y las autoridades de Madrid permanecen mudas.
De manera muy diferente ha reaccionado, por ejemplo, el Gobierno italiano. Alrededor de una cincuentena de imanes marroquíes que ejercen en mezquitas de Italia y que habían participado, en noviembre de 2008, (junto con otros noventa que actúan en España) en un seminario organizado oficialmente por el Ministerio de Asuntos Religiosos[4], pero en realidad concebido por los servicios de Yassin Mansouri en Marrakech, fueron interrogados por las autoridades transalpinas a su regreso de Marruecos.
De los casi setecientos mil musulmanes que residen en Italia, cerca de un tercio es marroquí y, a pesar de que el régimen de Rabat ha creado en 2005, a base de subvenciones millonarias, una Confederación de la Comunidad Marroquí en Italia (http://www.maroc.it/), con el objeto de frenar el crecimiento del radicalismo islamista en el seno de esa comunidad, los imanes resisten las presiones de los servicios marroquíes de inteligencia, prefiriendo establecer buenas con las autoridades de Roma, en aras de una mejor integración de sus compatriotas.
EN BÉLGICA, HOLANDA Y FRANCIA TAMBIÉN

También en Bélgica, en diciembre de 2008, la prensa[5] se hizo eco de las declaraciones del jefe de los Servicios de Inteligencia belgas (la Sûreté), Alain Winants, según las cuales se le había pedido al Gobierno de Marruecos que retirara “inmediatamente a tres funcionarios de los servicios secretos de Rabat presentes en Bélgica”, los cuales presuntamente realizaban sus actividades de espionaje bajo la capa protectora del estatuto diplomático. El diario De Morgen, de lengua flamenca, dando cuenta de una reunión parlamentaria, en principio secreta, reveló en su edición del 20 de noviembre de 2008 que Marruecos viene ignorando la petición belga desde hace ya más de seis meses, por lo que la seguridad de Bruselas “ha decidido suspender todo contacto con la Dirección General de Estudios y Documentación marroquí (DGED)[6]. Las fricciones entre ambos países comenzaron en el momento de la detención, el 18 de febrero de 2008 en Casablanca, del ciudadano belga de origen marroquí Abdelkader Beliraj, acusado de haber cometido seis asesinatos en Bélgica y que está siendo juzgado en Marruecos “por constitución de una red terrorista” cuyas ramificaciones al parecer conducen a los propios servicios de inteligencia de dichos Estados, de los que sería un agente doble[7].
En el país vecino, Holanda, la comunidad marroquí ha reaccionado airadamente contra el viaje de cuarenta imanes y hombres de religión a Marruecos a asistir a una conferencia de adoctrinamiento, donde los servicios de espionaje de Rabat han impartido directrices para enseñarles a actuar y a obtener información en su país de residencia. Constituye una injerencia del régimen alauí contra la libertad religiosa en Holanda, como ha declarado la Asociación de Marroquíes en los Países neerlandófonos: “Nuestra comunidad en Holanda –afirma la Asociación en un comunicado- es capaz, por sí sola, de interpretar las textos sagrados, sin ayuda de funcionarios de Mohamed VI”[8]. Sospechan que Rabat utiliza el miedo al extremismo religioso como excusa para manipular a la comunidad de emigrantes.
Antes de invitar a los líderes religiosos a desplazarse a Marruecos, las autoridades magrebíes enviaron a un grupo de funcionarios a Holanda para mantener “un encuentro de carácter religioso” con los musulmanes emigrados de origen marroquí, pero la mayoría de imanes presentes abandonó la reunión, temiendo ser manipulados: Rabat procedió entonces a invitar a un grupo seleccionado a viajar a Marruecos.
Por otra parte, un informe del AIVD, el servicio secreto holandés, reveló que algunos de sus agentes pasaban información confidencial a la DGED, el espionaje exterior marroquí. El Gobierno holandés protestó ante el marroquí y éste repatrió a dos agentes suyos, acreditados como diplomáticos en La Haya, quienes habían reclutado, entre otros, a un sargento de la policía holandesa, Redouane Lemhaouli, de 38 años, de origen marroquí. Lemhaouli suministraba, aparentemente, al Gobierno de Marruecos información sobre sus emigrantes en los Países Bajos a la que tenía acceso como policía. “Rabat está empeñada en vigilar y someter a la comunidad marroquí establecida en el extranjero”, escribió el diario electrónico marroquí de lengua árabe Hespress. “Antes, durante la guerra fría, lo hacía para luchar contra la infiltración marxista; ahora contra el islamismo”[9].
El caso de Francia es bastante diferente, porque existen desde hace tiempo unas relaciones muy estrechas y una tradición de colaboración entre los servicios secretos franceses y marroquíes. Además, hay también una vieja tradición de entendimiento entre ambos gobiernos. Los emigrantes marroquíes organizados en el seno de la Reagrupación de Musulmanes de Francia (RMF), organismo controlado por las autoridades de Rabat, obtuvo un poco más del 43% de votos en las elecciones de junio de 2008 para renovar el Consejo Francés del Culto musulmán (CFCM), y por consiguiente se hicieron con el mando de este organismo mediador entre la comunidad inmigrante y el Gobierno de París. Por lo que las autoridades galas hace oídos sordos a las denuncias de “injerencia de los espías marroquíes” en el Hexágono.
En varios países europeos preocupa la infiltración de eventuales espías marroquíes en el seno de las fuerzas armadas. Las autoridades de Rabat quisieran poder detectar a los hijos de emigrantes marroquíes, simpatizantes de las tesis islamistas violentas, que tuvieses la tentación, al ser ciudadanos europeos, de entrenarse en el seno de las fuerzas armadas mientras hacen el servicio militar. Los hombres de la DGED temen que, por medio de este quinto columnismo, futuros terroristas se alisten en el ejército, para completar su formación en el uso de armas y de tácticas militares.
MI APORTACIÓN A LO QUE, A MI PARECER, ESTE ARTÍCULO SE DEJA ATRÁS Y NO MENCIONA
Isabel Galeote
La mezcla existente en Marruecos entre lo político, la seguridad y lo religioso, controlado todo por el Sultán, Mohamed VI, ilustra muy bien las reacciones de muchos “súbditos” que no “ciudadanos” marroquíes, cuando son capaces de tener una actitud crítica ante la situación que viven en su propio país, pero que se cierran en banda al tiempo que se les cambia el semblante de manera sombría, cuando se les menciona a “su rey” o “al majzen” que es una palabra árabe de donde deriva la palabra española “almacén”. El majzen indicaba los arcones o baúles donde los reyes guardaban los impuestos arrancados al pueblo. Hoy en día se refiere al entramado que rodea al rey, aunque “majzen” también hace referencia a un sistema de gobierno, a una forma de poder donde no están exentas las mentiras, trampas, subterfugios, traiciones………. No debemos olvidar que la Constitución del Reino de Marruecos señala que el monarca no sólo es Jefe de Estado, sino comendador o Jefe Espiritual, que es lo mismo, de sus súbditos. De ahí quizás que nos sorprenda ver cómo sus súbditos acatan cualquier tontería que diga o haga el Sultán, por exagerada que ésta sea, o incluso que justifiquen sus desmanes, despropósitos y tiranía. Por otro lado, las leyes marroquíes impiden a sus súbditos perder la nacionalidad, por lo que el régimen dispone siempre de un medio de presión sobre ellos. Para ser más gráfica, aunque una persona marroquí haya adquirido otra nacionalidad y por lo tanto otro pasaporte, Marruecos no se lo reconoce, por lo tanto, la obligación de entregar el pasaporte marroquí en el consulado de su país que más a mano tengan, no la suelen llevar a cabo, siempre guardan un pasaporte marroquí que utilizan en sus viajes a su país

El escritor granadino Fernando Guijarro nos recomienda especialmente, si manejamos la lengua francesa, buscar las obras del francés ya fallecido Rémy Leveau: “Le sabre et le turban”, y “Le fellah marocain, défenseur du thrône”. En ellas se puede comprobar cómo Hassan II, padre del actual rey de Marruecos, organizaba su Corte y la pirámide de poder, en la que él ostentaba todas las atribuciones, absolutamente todas. Es también muy útil, cuando se consigue encontrar, leer el libro de John Waterbury “Le commandeur des croyants. La monarchie marocaine et son élite”. P.U.F., Paris 1975. Ahí, este investigador norteamericano indicaba que “la corrupción en Marruecos viene siempre desde arriba, y se inicia en lo más alto de la pirámide del poder”. Es decir, tiene su origen en el mismo rey. Este dato es importante no olvidarlo cuando hablemos de todo lo que tiene que ver con Marruecos. Cualquier análisis sociopolítico o de otra índole que pretendamos llevar a cabo sobre este país, ha de pasar, irremediablemente y mientras no cambie la situación por las telarañas entretejidas por el rey y el majzen.

A partir de ahí, es bueno sacar a la luz pública que Mohamed VI dispone de espías y de chivatos no sólo en España, sino allí donde hay inmigrantes marroquíes. Se comenta que alrededor de un 30% de los inmigrantes marroquíes tienen que ver de una forma u otra con el servicio de inteligencia de su país. Pero es importante no olvidar que también despliega una ingente cantidad de espías y chivatos allá donde la causa saharaui goza de poyo. No se sabe muy bien qué tipo de “trabajo” desempeñan todos estos espías, de los que también forman parte los periodistas de la Agencia Oficial de Prensa marroquí MAP, pero de lo que sí se puede tener certeza es que la prioridad para ellos no es tanto el asunto del islamismo radical y lo relacionado con el terrorismo islámico, como nos quieren hacer creer, sino que quizás les importe mucho más recopilar datos sobre los grupos oprimidos por los alauitas como el movimiento reivindicativo de los bereberes y el movimiento de liberación del Sahara Ocupado formado por su legítimo dueño: el Pueblo Saharaui.

Es bueno recordar pues que en España, la presencia de los servicios secretos y sus colaboradores es constante, es más, no estaría de más pararse a analizar, al menos, por qué numerosos españoles han recibido condecoraciones por parte de la dictadura marroquí, como empresarios, periodistas, políticos y diplomáticos. Yo intentaría que determinados “progres del mundo”, que no "proletarios del mundo" como Felipe González, tuvieran en cuenta que el paraíso que han encontrado y consideran en Marruecos es un estado policial, que primero expulsa a millones de sus súbditos a los que no puede ni alimentar, a pesar de las grandes fortunas que poseen el Rey y miembros de su séquito, para controlarlos después en el extranjero a fin de que no envenenen a sus compatriotas con opiniones perversas pero reales sobre el sultán y el régimen en el que viven.
[1] Dirección General de Estudios y Documentación.
[2] Centro Nacional de Inteligencia.
[3] Léase, Pedro Canales “Los servicios secretos de Mohamed VI quieren controlar la emigración”, El Imparcial, Madrid, 25 de noviembre de 2008.
[4] “Des imams d’Espagne et d’Italie veulent promouvouir un Islam tolerante”, noticia de la agencia AFP, difundida por radio Med1 el 9 de noviembre de 2008.
[5] Consultar, por ejemplo, el sitio www.telquel-online.com/349/maroc3_349.shtml
[6] www.lalibre.be/actu/belgique/article/461517/armand-de-decker-scandaleux-et-inacceptable.html
[7] Aujourd’hui Le Maroc, Casablanca, 29 de febrero de 2008
[8] Pedro Canales, op.cit.
[9] El País, Madrid, 23 de septiembre de 2008. Ver también la noticia de AFP del 19 de septiembre de 2008

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