Vistas de página en total

jueves, 20 de diciembre de 2012

CARTA ABIERTA DE HMAD HAMMAD, ACTIVISTA SAHARAUI, A JOAQUÍN ORTEGA SALINAS, EMBAJADOR DE ESPAÑA EN RABAT EN 1990



de Hmad Hammad, activista saharaui

En el nombre de Dios el Único el Misericordioso.
Sr. Embajador:

Quizás no se acuerda o no quiera acordarse de mí, que a veces la memoria hace indecibles jugarretas para borrar recuerdos incómodos. Soy Hmad Hammad, uno de esos tres muchachos saharauis que, en 1990, acosados por la policía marroquí, cometimos la ingenuidad de buscar refugio en la Embajada de España en Rabat (Marruecos).  Usted era entonces el embajador de España en esa capital y, en lugar de concedernos el asilo que habíamos solicitado, nos entregó a las fuerzas de seguridad marroquíes, pese a que sabía muy bien que con ello nos condenaba a la cárcel y a sufrir terribles torturas e, incluso, la muerte, en una de las mazmorras secretas donde tantos hombres, mujeres e, incluso, ancianos, han desaparecido desde 1975 para siempre, por el mero hecho de ser saharauis.

Mis compañeros y yo cometimos la ingenuidad de buscar refugio en la Embajada de España. Pensábamos, ilusos de nosotros, que habiendo firmado España dos años antes la Convención de Ginebra sobre Derechos Humanos, estaríamos seguros en la embajada española, máxime cuando, además, mi padre era español por haber nacido en la provincia española nº 53 del Sáhara Español y con DNI español y yo mismo nací  español y tuve DNI. Además,  España sigue siendo hasta hoy (así lo ha ratificado la ONU) la potencia administradora del territorio no autónomo del Sáhara Occidental y, por lo tanto, está obligada por la Carta de las Naciones Unidas a defender al pueblo saharaui.

Pero usted, señor Javier Ortega, nos negó, no sólo el asilo al que teníamos derecho, sino cualquier clase de ayuda: ni agua nos dieron en su recinto (el de España), algo que en la ley de la gente del desierto no se hace ni con el peor de los enemigos. El colmo fue que se encargó usted mismo de meter a la policía marroquí dentro de la Embajada para que nos sacaran de allí. Todavía recuerdo en mis pesadillas los rostros de esos tres policías que usted dejó pasar para que nos detuviesen en lo que era técnicamente territorio español, dentro de su propio coche oficial.

Le diré, para que no quede ninguna duda de lo que nos ocurrió después, que los torturadores marroquíes hicieron todo lo posible para hacerme hablar, llorar y pedir piedad. Me arrancaron las uñas de los pies. Me torturaron con altas corrientes de electricidad en todas las partes sensibles de mi cuerpo y otras muchas formas de tortura en cuya práctica sus amigos marroquíes son expertos.

Todavía hoy me parece un milagro haber sobrevivido a ese sufrimiento insoportable e indescriptible. Sí, reconozco que en esos momentos grité de dolor y pedí a Dios que me llevara con él. Pero no lloré, eso sí que no, para que no pudiesen disfrutar del placer de verme humillado.

No sé cómo recibirá embajador esta carta, ni cómo la leerá, si delante de su familia o a escondidas, como hizo en su trabajo diplomático cuando nos entregó a los verdugos y asesinos del pueblo del Sahara Occidental. Seguramente sus hijos y nietos se sientan orgullosos de tener a un padre como usted, pero que sepan que destrozó a mi familia y a mí, que todavía sigo sufriendo las secuelas de esas terribles torturas.
Me gustaría saber: ¿Qué le dieron a cambio de mi entrega? ¿Un cargo, una promoción, una prebenda? He sabido después, que usted justificó su innoble acto por el temor a que nuestra petición de asilo causase problemas en las difíciles relaciones hispano-marroquíes. Pero, la verdad, no me cabe en la cabeza que la patria de Don Quijote pueda identificar patriotismo y defensa de intereses nacionales con un acto tan inhumano y tan indigno.

Es más, pienso que a gente como usted deberían juzgarla precisamente por haber quebrantado los intereses nacionales, porque la entrega de víctimas inocentes a sus verdugos, violando el derecho internacional por los cuatro costados, lo que pone en evidencia, aparte de su falta de humanidad  y cobardía, es un país débil y miserable.

Los españoles entonces no tuvieron modo de enterarse de lo que había ocurrido porque ningún medio de comunicación informó sobre ello, pero que sepan ahora que en Rabat, todas las embajadas estuvieron al tanto de la ignominia suya, de la ignominia de España.

He de decir también, para los españoles que ahora puedan sentir vergüenza, que en todos estos años que han pasado nunca olvidé a otra persona que en 1990 formaba parte del personal de esa embajada, pero justo por lo contrario que a usted señor Ortega. Se trata del que entonces era comandante del Ejército español, Don Diego Camacho, que intervino con decisión y arrojo para intentar convencerlo de que no hiciese lo que acabó haciendo en nombre del prestigio de España. Todos estos años lo he llevado en el corazón, por su esforzada gestión, recordándole todas las obligaciones que correspondían a España, sin importarle, como ocurrió, que fuese represaliado por ello por sus superiores,  privándole de su cargo en Rabat.

En los numerosas idas y venidas que he tenido que hacer a España desde mi liberación con el fin de someterme a revisiones médicas por las secuelas de las torturas que me inflingieron los marroquíes, he tenido ocasión de volver a encontrarme con Don Diego Camacho. De usted, en cambio, no he vuelto a saber nada. Ni siquiera en esta última estancia en la que, por cierto, he coincidido con la triste noticia de la tragedia ocurrida en Madrid  en una multitudinaria fiesta juvenil que costó la vida a cuatro jóvenes. Dios las tenga en su gloria y a sus familias mi expresión de dolor y lo mismo a toda la población española con la que el pueblo saharaui se siente fuertemente unido.

No puedo dejar de pensar que esas jóvenes vidas arrancadas prematuramente por el infortunio, forman parte de una juventud que sigue mostrando su solidaridad con la tragedia del pueblo saharaui y que, desde 1975, viene marcando la diferencia con sus dirigentes políticos respecto a mi gente; marcando la diferencia con gente como usted señor  Javier Ortega.

No sé por qué lo hizo, pero fuese por lo que fuese, ambición o cobardía me da pena que haya gente que ponga precio a su dignidad.

Que la sociedad española se lo perdone.

Hmad Hammad

Y la paz

miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿LA PAZ EN COLOMBIA?

Néstor Cohan
La Haine

Ojalá...


Guerra, drogas y prostitución constituyen fuentes estructurales y centrales de acumulación capitalista. Por eso no van a desaparecer con un anuncio de la UNICEF

Nos piden una opinión sobre el proceso de paz en Colombia. Resulta difícil desde tan lejos. Siempre recordamos aquella lúcida advertencia del viejo historiador argentino Rodolfo Puiggrós, quien se reía de la petulancia porteña afirmando que como los revolucionarios argentinos no hemos podido tomar el poder ni hacer nuestra propia revolución socialista andamos por el mundo inspeccionando revoluciones ajenas. Hecha esta salvedad, creemos que como integrantes de la Patria Grande latinoamericana, aunque no seamos colombianos, podemos al menos opinar o dar nuestro punto de vista.

En Colombia hay guerra social. Este es el punto de partida. Una guerra de larga data, no sólo coyuntural sino estructural.

- No hay un grupito de delincuentes que alguna vez fueron rebeldes idealistas y hoy están sedientos de sangre y enloquecidos por la cocaína, como han querido pintar a la insurgencia desde el poder.

- Tampoco existe un elenco de políticos prolijos y honestos y empresarios emprendedores que tienen dificultades para desarrollar un capitalismo serio porque los terroristas no quieren vivir en paz y armonía, como han querido dibujar los grandes monopolios de comunicación a la clase dominante colombiana, tanto en el plano político como en la esfera económica.

- De igual modo, los militares oficiales de Colombia (al menos sus cuadros dirigentes y altos oficiales) no son gente patriota, apegados a la ley, defensores del mundo libre, la libertad del pensamiento y las tradiciones altruistas y pluralistas de occidente.

- Finalmente, los asesores norteamericanos e israelíes, el personal yanqui en las bases militares, los aviadores que bombardean población civil, los espías que hablan inglés (o hebreo) y los señores del Pentágono que diseñan los planes de guerra contrainsurgente no son gente buena, dulce y pacífica, excelentes padres de familia, como aparecen en las películas de Hollywood de un sábado a la tarde.

No. Las cosas por su nombre. Al pan, pan; al vino, vino.

En Colombia hay guerra social. Comenzó en 1948 con el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán por parte de la clase dominante local y con intervención de la inteligencia yanqui, aunque las matanzas y genocidios contra el pueblo son muy anteriores (basta recordar la masacre de las bananeras en 1928 a manos de la empresa tristemente célebre United Fruit). Esa guerra enfrenta desde hace más de 60 años al campo popular en sus diferentes expresiones (civiles y político-militares) contra la clase dominante nativa y extranjera.

Las Fuerzas Armadas oficiales, las más belicosas y sangrientas de Nuestra América, están dirigidas directamente por el Pentágono y el Comando Sur de las Fuerzas Armadas norteamericanas. Sus jefes hablan inglés, no español. En ese conflicto social de más de seis décadas, ha habido una cantidad enorme de desaparecidos (muchísimo mayor que en las dictaduras militares genocidas del cono sur), de torturados, de mutilados con la motosierra. No los asesinó la insurgencia sino los militares y paramilitares al servicio del empresariado (como sus propios jefes han declarado públicamente cuando la desagradecida clase dominante colombiana pretendió desembarazarse de sus sicarios y matones). No hay equidistancia posible entre opresores y oprimidos, entre bases militares yanquis e insurgencia, entre el terrorismo de estado y la respuesta popular de la rebeldía insurgente.

La “seguridad democrática” no es más que la vieja y podrida doctrina (norteamericana) de la Seguridad Nacional, reciclada ahora con parlamento y títeres civiles.

Eso existe en Colombia. Puede parecer obvio, pero no lo es. Insistimos: las cosas por su nombre.

En ese contexto histórico y en una correlación de fuerzas internacionales donde el gobierno colombiano se encuentra aislado dentro de Unasur y en toda América Latina aparecen estos diálogos de paz. ¿Son los primeros? No. Hubo muchos antes. ¿Cómo terminaron todos? Con el bombardeo sistemático por parte del terrorismo de estado. Porque el mantenimiento de la guerra permite a la burguesía lumpen que gobierna Colombia mantener y reproducir sus negocios lúmpenes. La guerra es un buen negocio para los millonarios. En la guerra mueren los indígenas, los morenos, la gente pobre de piel oscura, los hijos del pueblo. Los ricos hacen dinero en nombre de “la libertad” y de la “seguridad”.

El complejo militar-industrial de Estados Unidos (y sus serviles peones colombianos) necesita recrear la guerra periódicamente. El capitalismo parasitario de nuestra época ha transformado las actividades anteriormente marginales y nocturnas en su quehacer central y en su modus vivendi a plena luz del día. Guerra, drogas y prostitución constituyen fuentes estructurales y centrales de acumulación capitalista en el mundo contemporáneo. Por eso no van a desaparecer con un tímido e inoperante afiche de la UNESCO o una propaganda televisiva de la UNICEF.

¿Tendrá futuro la paz en Colombia a partir de estos diálogos? Por parte del gobierno y el estado colombiano… definitivamente NO. Sería tonto y hasta perverso depositar esperanzas en gente que tiene no sólo las manos manchadas de sangre sino también sus abultadas cuentas bancarias, sus fincas, sus firmas y empresas. La insurgencia sólo podrá imponer la paz (sí, porque la paz con justicia social nunca llegará alegremente y solita, se la debe imponer, como antaño hicieron los vietnamitas o los argelinos) si el conjunto del campo popular se moviliza, descoloca y hace tambalear las estructuras de dominación político-mediáticas del estado terrorista colombiano.

Imponer la paz a la burguesía colombiana, obligarla a aceptar que a largo plazo es inviable el mantenimiento de la guerra es una tarea dura, un desafío casi imposible, dificilísimo. Pero la insurgencia colombiana tiene un apoyo popular indudable. El sólo hecho de haber obligado al gobierno a aceptar las mesas de diálogo —con lo cual el estado reconoce que la insurgencia no constituye “un grupo de facinerosos, bandoleros y narcotraficantes sin ideología”, sino una fuerza beligerante, político-militar— ya es un avance notable.

Las dos violencias (estatal e insurgente) no son equiparables, no son homologables. En la medida en que los movimientos sociales logren eludir y superar esas falsas dicotomías que responden a la cooptación de las tramposas y envenenadas ONGs (que reciben cuantiosas sumas de euros y dólares a condición de que condenen por igual “ambas violencias, vengan de donde vengan”, igualando falsamente al terrorismo del estado con la rebeldía popular organizada) podrán sumarse al proceso de paz.

El futuro de este proceso de paz no se resolverá en la televisión, ya de por sí a favor del régimen terrorista como columna vertebral de la guerra psicológica contrainsurgente. La posibilidad de imponer el fin de la guerra y la conquista de la paz dependerá de la capacidad de los movimientos sociales para desafiar la “seguridad democrática”, para enfrentar la represión estatal (disfrazada de “democracia”) y las manipulaciones del gobierno de Santos. El futuro de una nueva Colombia plenamente integrada a América Latina y ya sin burguesía dominante vendrá, no hay duda, de la unidad de la insurgencia y los movimientos sociales.

República Socialista y Multicultural de Miserere, 11 de diciembre de 2012

Resumen Latinoamericano

martes, 11 de diciembre de 2012

CLANDESTINO, MI PROGRAMA DE RADIO DEL DÍA 11/12/2012: CONVERSACIÓN CON LAURA MAESTRE SOBRE EL "TASAZO" DE RUÍZ GALLARDÓN





Hoy conversamos en directo con la abogada valenciana Laura Maestre sobre lo que supone la entrada en vigor de la Ley que coloquialmente se ha denominado “tasazo” y que ha sido aprobada por la vía de urgencia en el Senado con tan sólo los votos del PP. Una Ley que con toda probabilidad contraviene a la misma Constitución española.

El Ministro de Justicia ha conseguido ha conseguido en el ejercicio de su cargo lo que nadie se pensó nunca en este ámbito, el de la justicia, a priori bastante conservador. Él solito ha logrado poner de acuerdo, en su contra, a todas las asociaciones de jueces, fiscales y abogados con una ley de tasas judiciales que, es altamente sospechosa de inconstitucionalidad, ya que rompe el principio de igualdad, además de ser clasista, elitista e injusta.

De todos los atropellos, arbitrariedades y abusos perpetrados por el PP durante el año que lleva gobernando, ninguno ha sido tan feroz, antidemocrático y desvergonzado como el que ha promovido Gallardón con su "tasazo", una medida que elimina la Justicia gratuita y la convierte en un privilegio para ricos y en una trampa mortal para pobres y personas desvalidas.

Si se analiza con detalle y objetividad, la perversión que encierra ese asesinato de la justicia gratuita es todavía más indecente que los desahucios, mas injusto que los impuestos abusivos a la ciudadanía española, más intolerable que los privilegios inmerecidos que disfruta la "casta" política de España y casi tan repulsivo como el desempleo masivo y la pobreza obligada que tienen que soportar millones de españoles.

Hay quien dice que el gobierno no esperaba tanta resistencia ni rechazo de esa medida, claramente inconstitucional, porque el principal objetivo era recaudar mas dinero para el gobierno insaciable, pero nadie se cree a estas alturas que la avaricia sea la única causa de que los ciudadanos y las ciudadanas del Estado español estemos siendo desposeídos y desposeídas, sistemáticamente, de nuestros derechos y conquistas históricas. Tiene que haber más maldad en esos movimientos, todos ellos cargados de desigualdad, opresión e injusticia. Hay que ser muy malvado o por lo menos estar profundamente alienado y ajeno a la realidad para introducir ese cambio en la política de Justicia, que, al perder su gratuidad, se convierte en una trituradora que beneficia a quienes pueden costear recursos, apelaciones y litigios largos, mientras que las personas pobres, al no poder pagar las tasas, seremos aplastadas y nos veremos obligadas a someternos más y a soportar con rabia e impotencia los abusos e injusticias de los poderosos.

La Administración, que es la que más recurre cada vez que un ciudadano o una ciudadana protesta o reclama, no tendrá que pagar esas tasas, otra injusticia inmoral y rastrera que devalúa a la ciudadanía y desequilibra el sistema judicial en favor del poder.

Hasta para recurrir una multa habrá que pagar, lo que va a ahorrarle muchos miles de millones de euros al Estado. Los pobres y desposeídos tendremos que aceptar las migajas que nos ofrezcan las administraciones, las aseguradoras y las grandes empresas como compensación por daños y perjuicios, si no queremos adentrarnos en un costoso, largo e interminable laberinto de recursos judiciales y apelaciones que sólo estará al alcance de los ricos.

Una rara unanimidad en la protesta, el rechazo y la indignación ha despertado el "tasazo" de Gallardón, un ministro millonario por tradición y familia que debe desconocer por completo lo que el pueblo sufre y padece. Lo han rechazado los jueces, los fiscales, los abogados, los procuradores, las asociaciones judiciales, los trabajadores del sector, los expertos y el pueblo en general.

A pesar de todo, la arrogancia del PP podría mantener su injusticia e imponerla al pueblo impotente y desamparado por esta falsa y depravada democracia, hecha a medida de los fuertes e implacable para los débiles.
(Francisco Rubiales)

Todo ello acompañado de excelente música de la que os dejo aquí los enlaces directos a los vídeos para que podáis escucharlas al completo

 "¿De qué se ríe Señor Ministro?". Nacha Guevara

"Justicia, Tierra y Libertad". Maná

PARA ESCUCHAR EL PROGRAMA DE RADIO, SÓLO TENDRÁS QUE PINCHAR EN ESTE EN LACE O EN LA COLUMNA DE LA DERECHA EN EL IVOOX DE CLANDESTINO

miércoles, 5 de diciembre de 2012

CLANDESTINO, MI PROGRAMA DE RADIO DEL DÍA 4/12/2012: 4 DE DICIEMBRE, DÍA NACIONAL DE ANDALUCÍA





35 años después Andalucía sigue en pie por sus derechos. En CLANDESTINO de hoy, recordamos, no perdemos la memoria.

El 4 de diciembre de 1977, dos millones de andaluces y andaluzas salieron a las calles de las ciudades y pueblos de nuestro país, tanto en un acto de auto reconocimiento y reafirmación como pueblo, como en reivindicación de nuestros derechos democráticos individuales y colectivos. Un término lo resum
ía todo: autogobierno. La posesión de la capacidad de decidir libremente la dirección de nuestro destino y el de nuestra tierra.

Se nos dijo entonces que dicho derecho estaría garantizado en la Constitución estatal mediante el llamado Estado de las autonomías. Que acceder a esa autonomía prevista dentro del marco constitucional, a través del artículo 151, conllevaría el reconocimiento de nuestra nación y de nosotros como pueblo, y que supondría igualmente detentar el ansiado autogobierno. Esas fueron las razones que hizo al pueblo andaluz acudir tan masivamente al referéndum del 28 de febrero de 1980 y votar el sí en la consulta.

La izquierda soberanista andaluza lleva años denunciando la falacia autonómica. Que el Estado autonómico no es más que la descentralización de la gestión administrativa del Estado Español. Que la Constitución y los estatutos de autonomía no reconocen ni permiten el reconocimiento de nuestro país ni del Pueblo Andaluz. Que la Constitución y los estatutos de autonomía no reconocen ni permiten reconocer nuestro derecho a la posesión y el ejercicio de un autogobierno real, pleno, efectivo y permanente. Que, por tanto, la autonomía no es un instrumento de transformación política y social sino una mera herramienta de perpetuación de la dependencia y el subdesarrollo inducidos.

Han pasado ya treinta y cinco años, dos estatutos y varias “modernizaciones”, y en lo esencial estamos donde estábamos. Andalucía permanece en el furgón de cola entre los distintos pueblos peninsulares e insulares. Continuamos siendo los últimos en todos los índices de desarrollo económico y bienestar social. Solo somos los primeros en paro y precariedad, en pobreza y carencias. Y ahora, La crisis-estafa originada en la rapiña del capital especulativo financiero, mantenida y ampliada por el sistema capitalista como método para justificar el mayor ataque a los ya de por sí escasos derechos democráticos, sociales y laborales de las clases populares, no hace más que agravar situaciones nunca desaparecidas, sólo amortiguadas. Además, esta crisis-estafa está mostrando y demostrando la veracidad de la afirmación mantenida por la izquierda soberanista acerca de la inexistencia de autogobierno real. Las grandes decisiones, las líneas de actuación en materia política, económica, social, etc., no se deciden ni pueden ser decididas aquí, nos vienen impuestas desde Madrid o Bruselas. La misma Junta justifica sus recortes en que se ven obligados a ello “por imperativo legal”, en lo que constituye un implícito e innegable reconocimiento de las obligadas e insalvables limitaciones jurídicas, legislativas y ejecutivas, no ya de nuestra supuesta autonomía, sino del propio marco constitucional y del sistema autonómico vigente.

Estas limitaciones e incapacidades intrínsecas de las que adolecen la Constitución y el llamado Estado de las autonomías, suponen el que las alternativas no puedan consistir en mejoras o reformas más o menos amplias de este marco constitucional o el sistema autonómico. Toda alternativa que aspire a la transformación de la realidad andaluza debe asentarse en la superación de ambos y su sustitución por otros que contengan los basamentos políticos y jurídicos que permitan el autogobierno del pueblo andaluz. Que descansen sobre el reconocimiento de Andalucía como nación, de los andaluces como pueblo, y del derecho inalienable que pertenece a todas las naciones y pueblos a ser sus propios dueños. Del derecho a auto gobernarse. A ser naciones y pueblos libres. Y ese derecho a ser y decidir de naciones y pueblos se denomina soberanía. Sólo una Andalucía que recupere su soberanía nacional y unos andaluces y andaluzas que detenten su soberanía popular estarán en condiciones de decidir y actuar por ellos y para ellos mismos. Solos siendo nuestros propios dueños, los únicos determinadores activos de nuestro presente y nuestro futuro, en lugar de los padecedores pasivos de las decisiones que otros tomen en nuestro lugar, estaremos en condiciones de hacer frente con éxito a la crisis-estafa y a los envites antisociales del sistema capitalista.

Por todo lo expuesto, hoy y aquí, en el 4 de diciembre, Día Nacional de Andalucía, y en el mismo lugar en que hace treinta y cinco años un andaluz, Manuel José García Caparrós, fue asesinado por defender nuestros derechos y nuestra bandera, el conjunto de la izquierda soberanista andaluza nos reafirmamos en el compromiso para con nuestro pueblo de perseverar en la lucha por una Andalucía plenamente libre. Hoy y aquí manifestamos que esta afirmación no puede quedar en una proclamación de intenciones, sino que debe concretizarse en un movimiento popular reivindicativo, amplio, decidido y unitario, como hace 35 años. Por ello, hacemos un llamamiento público a las distintas organizaciones políticas, colectivos sociales y ciudadanos andaluces conscientes y concienciados con la necesidad de construir esa Andalucía libre de hombres y mujeres libres, a través de la devolución del ejercicio del poder y el protagonismo a nuestro pueblo, a aunar fuerzas y esfuerzos en torno a este objetivo común y básico: la recuperación de nuestra soberanía nacional y popular, colectiva e individual. A dar los primeros pasos firmes hacia la más completa superación de este régimen continuista corrupto y obsoleto, propiciando la ruptura democrática y el inicio de un nuevo periodo transitorio y constituyente que conlleve el nacimiento de una nueva realidad, la de aquella Andalucía libre por la que vivió y murió Blas Infante, y que el definió como una Andalucía soberana constituida en democracia republicana.

¡Viva Andalucía libre!

En Málaga, a 4 de diciembre de 2012
CUT-BAI
Colectivo de Unidad de los Trabajadores – Bloque Andaluz de Izquierdas
MAIS
Mesa Andaluza de la Izquierda Soberanista
(AndCom, Jaleo!!!, JIRA, NA, RRA e independientes)
SAT
Sindicato Andaluz de Trabajadores/as

Todo ello acompañado de excelente música de la que dejo aquí los enlaces a los vídeos de youtube para poder ser escuchadas al completo.

"4 DE DICIEMBRE. MANUEL JOSÉ GARCÍA CAPARRÓS". Comparsa Raza Mora

"ERA UN 4 DE DICIEMBRE". Comparsa Los Piratas

"BLAS INFANTE. UN HOMBRE ANDALUZ". Lucía Sócam

PARA ESCUCHAR EL PROGRAMA DE RADIO, SÓLO TENDRÁS QUE PINCHAR EN ESTE ENLACE O EN LA COLUMNA DE LA DERECHA EN EL IVOOX DE CLANDESTINO