Poco
a poco y en la distancia, nos hemos ido tomando cariño y respeto mutuamente. Teresa
Galeote Dalama es una escritora, una mujer nacida en el Madrid más castizo. Licenciada
en Filosofía y Letras y residente en Alcalá de Henares y que ahora ya está
dedicada por completo a la literatura. Ella ha escrito libros francamente
conmovedores, de hecho, hace unos meses, me envió a casa un regalo fantástico, unos
libros suyos que no me han dejado indiferente, con lo cual, al menos conmigo, ha
logrado su objetivo como escritora. Comprobarán ustedes en cabeza propia, cómo
tampoco les deja impasibles cuando la escuchen. Y es que oigan, cuando comencé
a leer sus cosas, con esa tibieza y con ese respeto con el que se expresa y nos
comunica, más bien creí que se trataba de una mujer nacida allende los mares, bueno
de los océanos, o como mínimo, en el Sur.
Hoy,
sin proponérmelo, ya que esta conversación con la escritora Teresa Galeote la
concertamos hace dos semanas, ha llegado a CLANDESTINO el mundo de la
literatura justo cuando dos grandes literatos nos dejaban ayer: Günter Grass y
Eduardo Galeano.
Me
he permitido la licencia de dedicar a Eduardo Galeano, uno de mis amores
platónicos, el programa de radio de hoy. ¡Qué poquitos me van quedando! José Saramago,
Mario Benedetti, ahora Eduardo... Todos ellos maestros de la ética y la
estética de la narración. Todos ellos buenos escuchadores de historias. Todos
ellos poseedores de esos valores y esas capacidades indispensables para lograr
el pensamiento y sobre todo para conseguir transmitirlo a la vez que nos
conquistan a todos y a todas.
Ayer,
mi amiga Claudia Leal, me mostró lo que una compañera, Virginia Gawel, había
escrito al enterarse de la muerte de Eduardo Galeano. Yo me siento totalmente
identificada con ella, tanto, que he decidido darle voz a sus palabras: "Debe
ser un error, Don Eduardo. Hay gente por ahí que anda diciendo que Ud. se murió.
¿Cómo se va a morir, si las venas de América Latina siguen abiertas? ¿Quién va
a suturar el desquicio general con hilos de cordura, si no es Ud.? Díganos, mejor,
que está cansado de los desangradores de esas venas; que se toma un descanso, pero
que seguirá anotando en sus libretas chiquititas aquellos detalles que Ud. nos
cuenta para que no naufraguemos en la estupidez con la que quieren hacernos
caldo para alimentar a los peces gordos de siempre. Don Eduardo, pero si fuera
verdad... si este mundo ya se le ha vuelto irrespirable y sus pulmones
acongojados prefirieron dejar de bombear, por favor, cuénteles a donde vaya que
aquí todavía estamos unos cuantos (unos cuantísimos), procurando no sólo
suturar las venas de América Latina, sino las de todo este mundo herido (cada
uno como podemos), para que siga latiendo. Y sepa, Don Eduardo, que si de
verdad Ud. se fue, este planeta se ha quedado solísimo. Parece mentira cómo un
solo humanito (como a Ud. le gusta llamarnos), puede dejar tanta soledad del
otro lado de la Vida. "En un mundo de plástico y de ruido, yo quiero ser
de barro y de silencio", dijo Ud. Y yo lo escribí en la puerta de mi casa.
Si hoy se ha vuelto al barro y al silencio, Don Eduardo, buen viaje y gracias. Y
sepa que aquí... aquí su silencio tan dicho, tan nuestro, nos seguirá
rescatando hacia la Claridad."
Todo ello acompañado de excelente música
Para escuchar el programa de radio, sólo tendrás que pinchar en este enlace o en la columna de la derecha, en el ivoox de Clandestino.