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miércoles, 16 de marzo de 2022

QUE TU MANO IZQUIERDA NO SEPA LO QUE HACE TU DERECHA

 


“Que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha”

(Evangelio según San Mateo 6,1-6.16-18)

Jesús dijo a sus discípulos: tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos, de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo.

Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres.

La pureza del corazón se mide con nuestra rectitud de intención.

Habría que escuchar también lo que dice San Agustín, muy apropiado para creyentes o, al menos, para files de determinada imaginería popular que procesiona bajo palio: “Aquel que auxilia a su hermano con miras a saciar su propia necesidad material, ciertamente no lo ayuda por caridad… ni siquiera se ayuda a sí mismo, ya que se fabrica para sí, un corazón doble, que le impide ver a Dios.”

Sería bueno el autocontrol, meditar y preguntarse por qué se está dando limosna o se está siendo “solidario”. ¿Simplemente por cumplir un precepto? ¿Solamente para que la gente nos diga: qué buena persona y qué buen cristiano eres? ¿Lo hacemos para quedar bien con alguien más, o por simple imposición o apariencia? ¿Quizá lo hacemos solo para la selfie de turno y para las redes digitales? ¿O con intención de arañar algún voto en las siguientes elecciones?

Antes, ayudar no era algo que se decidiese, sino algo que se hacía de forma natural. No ayudar cuando podías hacerlo era un crimen a nivel social. Hay muchos valores fundamentales que hoy en día es difícil ver, por muchos reportajes de fotografías que se compartan y que, aparentemente, digan lo contrario. Los pueblos pueden llegar a ser un santuario o un infierno. Y eso es muy triste. Espero y deseo que la fiebre exhibicionista se termine pronto, más que nada por salvaguardar la dignidad y privacidad de las personas exhibidas. Sencillamente es obsceno.

De todas formas recuerden esto que nos decía el maestro Eduardo Galeano:

La mano que da, siempre queda por encima de la mano que recibe. A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba hacia abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder.

La caridad demuestra un supuesto “buen corazón” que, a corto plazo, deja a la persona necesitada en el mismo lugar anterior a su ayuda. La caridad alimenta un tipo de participación pasiva e intermediada en lugar de invitar a la transformación social. Fomenta un paternalismo, no solo de tipo religioso, a través de obras de caridad, sino también des-ideologizado, ya que se acepta el sistema establecido, y no plantea su acción en términos de transformación de las estructuras que dan lugar a esos males.

La solidaridad a diferencia de la caridad, parte del concepto de Justicia Social, es decir dar a todas las personas lo que por ley pertenece, creando condiciones para que se desarrollen sociedades en igualdad de oportunidades. Posee además principios éticos muy claros como el “Trata a las y los demás como quieres que te traten”. La solidaridad no tiene carácter benéfico ni asistencialista, ni paternalista, sino que se sustenta en la reciprocidad, respeto a la dignidad humana, a los derechos humanos (incluido el derecho a la intimidad).

Lo dicho, donde hay justicia social, sobran la caridad… y los selfies.

Firmado

Una Atea

Isabel Galeote Marhuenda