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viernes, 8 de octubre de 2021

NO TODO VALE CUANDO NO SE TIENE GRAN COSA QUE DECIR

 


Por Isabel Galeote Marhuenda

Cuentan que un día se acercó a Sócrates otro filósofo y le dijo:

– “Sócrates, ¿sabes lo que acabo de oír de uno de tus alumnos?”

– “Un momento” respondió Sócrates. “Antes de decirme nada me gustaría que pasaras una pequeña prueba. Se llama la prueba del triple filtro”.

– “¿Triple filtro?”

– “Eso es”, continuó Sócrates. “Antes de contarme lo que sea sobre mí alumno, es una buena idea pensarlo un poco y filtrar lo que vayas a decirme. El primer filtro es el de la VERDAD. ¿Estás completamente seguro que lo que vas a decirme es cierto?”

– “No, me acabo de enterar y…”

– “Bien”, dijo Sócrates. “Así que no sabes si es cierto lo que quieres contarme. Veamos el segundo filtro, que es el de la BONDAD. ¿Quieres contarme algo bueno de mi alumno?”

– “No. Todo lo contrario…”

– “Con que” le interrumpió Sócrates, “quieres contarme algo malo de él, que no sabes siquiera si es cierto. Aún puedes pasar la prueba, pues queda un tercer filtro: el filtro de la UTILIDAD. ¿Me va a ser útil esto que me quieres contar de mi alumno?”

– “No, no mucho.”

– “Por lo tanto” concluyó Sócrates, “si lo que quieres contarme puede no ser cierto, no es bueno, ni es útil, ¿para qué contarlo?”.

        La conversación mantenida por Sócrates con el otro filósofo me es muy útil para el caso que vengo a exponer públicamente. Aunque no crean, como buena atea convencida que soy después de nueve años de constricción y opresión en un colegio de monjas, monjas…, también he hecho el ejercicio responsable de buscar una similitud entre los pasajes bíblicos que tradujeron el pensamiento en creencia, por aquello de facilitar la lectura y comprensión de quien constantemente se da golpes en el pecho siguiendo la liturgia de la religión -creencia- que profesa; por aquello de ponerle frente al espejo de la contradicción del “mal cristiano” o “mal católico”, como integrante de una religión que, por una especie de automatismo verbal y mental solo pone en práctica la puesta en escena de la última cena, y poco más, a tenor del suma y sigue en el que se ve envuelto una y otra vez, una y otra vez… y de forma recurrente. Será que, excepto la liturgia del “por mi culpa por mi culpa por mi gran culpa” no ha leído y profundizado en los textos sagrados que deberían ser su guía y luz o, lo que es peor, habiéndolo hecho, ha elegido voluntariamente el folclore litúrgico antes que la enseñanza bíblica, porque de lo contrario no comprendo que no se atienda a, por ejemplo, esto:

12 Con las palabras de su boca, el sabio consigue aprobación; pero los labios del insensato son su ruina: 13 las primeras palabras de su boca son tontedad, y sus últimas palabras, una trágica locura. 14 Con todo, el tonto no deja de hablar. (Eclesiastés 10:12-14).”

Menos mal que soy de la generación en la que la Filosofía era importante, tanto que me permitió aprender a pensar y desarrollar un sentido crítico por el bien común; menos mal que renegué de las enseñanzas adoctrinantes que obligan a creer a ciegas sin criterio intelectual de base que valga.

Verán ustedes, todo esto viene a que el jueves 7 de octubre, Jesús Aguilar, en el espacio de Radio Campillos denominado “Nuestro Pueblo y sus recetas” que conduce o realiza, ha vertido una OPINIÓN, que no INFORMACIÓN, en relación a las clases de árabe que se vienen ofreciendo de manera completa y absolutamente gratuita desde la concejalía de Migraciones y Cooperación Internacional del Ayuntamiento de Campillos en las dependencias del área de Migraciones, Ciudadanía, Solidaridad y Cooperación Internacional desde el mes de julio. Esta opinión la ha copiado de un grupo de Facebook del municipio, de sobras conocido por la estrategia, maneras y formas con las que se manifiesta públicamente y que podríamos definir con la alocución latina “animus injuriandi”. Una actitud de la que suelen hacer gala, la mayoría de las veces, y para desgracia de la cohesión y paz social en nuestro pueblo -y de sus víctimas- quienes participan de forma más activa en dicha Red Digital, escudándose y escondiéndose tras una pantalla y un teclado y cuyos/as administradores/as, sin cotejar, contrastar o yendo a la fuente de información primigenia, dan el visto bueno cuando no el aplauso, alentando un linchamiento público sobre la o el mártir del momento que hayan elegirlo para señalarle, juzgarle y condenarle como “culpable” de todos los pecados inexistentes e inconfesables que le hayan sido atribuidos, sean estos ciertos o no; sean estos sensatos y cuerdos o no. Todo muy ético y democrático en aras de una mal entendida “libertad de expresión”. En realidad, lo mismo que queriendo o sin querer, en función del grado de autosatisfacción personal -u onanismo- quiera lograr el conductor de dicha sección radiofónica mencionada con el acto descrito que solo es útil como alimento de patrañas, calumnias, enredos o trolas. Y a los hechos me remito.

            Dice Jesús Aguilar, y cito textualmente: “hay alguna queja sobre las clases de árabe en Campillos. Que se van a dar clases de árabe y que habían puesto un número de teléfono y resulta que nadie se podía contactar con el número de teléfono ni nunca había nadie donde se iban a dar las clases de árabe para poder preguntar por esas clases. Eso es una de las quejas. Yo la transmito. Somos así, somos transmisores. ¿Y que es un transmisor? La radio.”

             Bien, vayamos por partes:

 Primero

            Jesús, -me permitirás que te llame por el nombre de pila puesto que ya son muchos años que tú y yo nos conocemos, algo así como la friolera de 32 años, desde 1989-, el aparato de radio que cada quién tenga en su casa es un “transistor”. Radio Campillos es un medio de comunicación público y de proximidad, pero un medio de comunicación, con toda la responsabilidad que ello conlleva, que no se te olvide. Sin yo ser periodista, puesto que solo soy una educadora social a la que siempre le ha gustado la comunicación y que entiende que los medios de proximidad son una herramienta importante para hacer pedagogía social y para el desarrollo comunitario y que, para poder hacerlo con y en dignidad, se forma e informa de manera permanente y constante -demostrable con “papeles”- en esto de las lides de la radio y la comunicación, siento decirte que tú eres -deberías ser- un EMISOR, es decir, el punto de partida del proceso de comunicación al ser quien emites el mensaje. Que la ciudadanía que escucha Radio Campillos y por ende tu espacio, es RECEPTORA puesto que es quien recibe el mensaje del EMISOR, o sea, tú. El rol de quien recibe el mensaje puede ser voluntario o involuntario, ya que se puede estar participando activamente en el proceso comunicativo. En ese sentido se puede ser receptora o receptor y no responder o, como es mi caso, dejar de ser RECEPTORA para convertirme en EMISORA, ya que mi rol, al responderte ahora implica enviar-te un mensaje. Como EMISOR, has emitido un MENSAJE, es decir un contenido concreto que debía haber sido una INFORMACIÓN si la hubieras contrastado de forma seria y responsable en lugar de haberte dejado guiar por “la vieja del visillo”, por lo que, desvirtuando la razón de ser de la comunicación, has convertido el MENSAJE en mera OPINIÓN tendenciosa y maledicente utilizando además un CÓDIGO (es decir, lenguaje) más propio de un correveidile, chismorrero, chismoso, cotilla, murmurador, entremetido, cuentista o alcahuete… que de un hostelero formal y serio que, de tanto en tanto, por afición al micrófono, va y habla en un CANAL DE COMUNICACIÓN, es decir, en Radio Campillos, el medio físico por donde se transmite el MENSAJE del EMISOR hacia la RECEPTORA o el RECEPTOR. Me temo que tu problema es el RUIDO, otro de los elementos que inciden en el proceso de comunicación. Es decir, eso que distorsiona el MENSAJE, porque no sé si sabes que la mentira, o como se llama ahora eufemísticamente “posverdad” genera un RUIDO y un malestar indescriptibles en quien lo escucha y, sobre todo en quien lo sufre. Por lo tanto, es muy importante saber reconocer de dónde viene el RUIDO en la COMUNICACIÓN para poder disminuirlo o eliminarlo y para crear un proceso de comunicación claro y efectivo. Obviamente, también para poder ser reconocido como alguien que hace radio, que comunica de manera digna y en dignidad, vuelvo y repito, aunque no haya recibido formación alguna ni haya leído al respecto en una conducta sensata de autoformación. La cuestión es que, la tarea de COMUNICAR, es algo muy, pero que muy serio, so pena de querer convertirse en una extensión del “Deluxe” de turno, cosa que me temo te ocurre no pocas veces.

 

Segundo

            Las clases de árabe no es que vayan a impartirse, es que se llevan impartiendo desde el mes de julio, de forma completa y absolutamente gratuita, como ya he dicho. ¿Sabes quién es la profesora? Alguien a quien conoces muy bien y sobre la que nunca has mostrado mucho aprecio -sí, lo sé a ciencia cierta ¿acaso lo ponías en duda?- pues eso. Quizás ese es el leitmotiv que te ha empujado a opinar haciéndote eco de una falacia. La profesora es Naima, egresada en Filología Árabe por la Universidad de Alicante y alumna en prácticas del Máster de ELE (Enseñanza de Español como Lengua Extranjera) de la Universidad Pablo de Olavide en Sevilla.

            Para abundar en la INFORMACIÓN -se define así porque es veraz y contrastable- ha disfrutado de una Beca Ícaro en el ayuntamiento de Campillos desde el 5 de julio al 5 de octubre, ya que esta administración pública local mantiene un convenio firmado con diferentes Universidades andaluzas al objeto de posibilitar que universitarias y universitarios de nuestro pueblo puedan realizar prácticas extracurriculares y tengan una visión realista de la actividad profesional. Algo así como si fuera un contrato de formación para el empleo, del que personas muy cercanas a ti han sido beneficiarias, también en el Ayuntamiento de Campillos, pero sin percibir el mismo sueldo a pesar de no ser profesionales experimentadas ninguna de las dos -que por eso es un contrato de formación-, sino una cuantía que asciende al montante de cuatrocientos euros (400 €) por cinco horas de trabajo de lunes a viernes.

            Con todo, y aunque solo tenía obligación de trabajar 25 horas semanales, el alumnado -a quien por cierto le puedes preguntar cuando quieras porque también es una fuente fiable de información- te dirá que ha trabajado mañanas y tardes. Más bien avanzada la tarde, tanto como para poder hablar tranquilamente de “noches”. ¿Sabes por qué? Porque el principio rector de una persona entregada a su oficio como el que tiene Naima es no dejar a nadie atrás y hacer las cosas bien hechas. Y si para poder atender las necesidades del alumnado y sus características; si para cumplir los protocolos de seguridad marcados por las normas de la Covid-19 ha tenido que trabajar del orden de diez horas diarias, pues lo ha hecho y encantada de la vida… repito, por cuatrocientos euros mensuales.

            Pero voy más allá, no sé si tú o quien se quejó por quejarse y por tener algo que decir en una Red Digital para llamar la atención, haciendo gala del grupo cultural al que pertenece, ese exigente e impertinente del “ya, lo quiero ahora mismo y ya que para eso lo valgo”, -después desmontaré la queja-, lo dicho, no sé si sabes o sabéis que las clases de árabe para grupos de infancia, grupos de personas adultas, español inicial, español avanzado, preparación del examen DELE para la obtención de nacionalidad y preparación del examen para la obtención del informe sobre esfuerzo de integración de las personas extranjeras -sí, todo esto ha estado haciendo Naima en estos tres meses-, se van a poder seguir impartiendo de forma semipresencial. ¿Sabes cómo y por qué? Pues mira, porque a pesar de seguir estudiando en Sevilla Filología Alemana (asignaturas de 2º y 3º), va a venir hasta Campillos en fines de semana alternos y, de forma VOLUNTARIA, mediante un convenio existente entre una ONG de la localidad y el Ayuntamiento de Campillos, seguirá impartiendo las mismas clases los viernes mañana y tarde y los sábados, también mañana y tarde, no solo sin percibir contraprestación económica alguna sino aportando sus escasos recursos económicos para costear el transporte. Es más, las clases que comienzan el fin de semana próximo (15 y 16 de octubre) en su parte presencial, se complementan con clases online para lo que, con recursos económicos propios también, se ha contratado un Webmaster que ha reservado un dominio y se ha desarrollado una plataforma Moodle propia a la que tendrá acceso el alumnado. Por si no bastaran estas herramientas, también se ha contratado un servicio de videoconferencias a través de la Plataforma Zoom. Repito, todo con recursos económicos propios.

            Imagino que cada una y cada uno da y regala lo que tiene y cada uno y cada una, en su casa transfiere los valores en los que cree, que a la postre son los que practica. Ya sabes… hechos son amores y no buenas razones. En unas se reza y se va a misa y en otras, se enseña a aportar socialmente y de forma desinteresada. En unas se enseña a cumplir estrictamente con el horario de trabajo estipulado, sin involucrarse en su pueblo más allá, así se posean conocimientos relacionados con el ámbito de la intervención-acción social y socioeducativa, y en otras, se enseña a que los conocimientos que se poseen se han de compartir y socializar para aportar un granito de arena que, sumado a otros, puedan lograr una sociedad más justa e igualitaria, donde quepamos todas y todos. ¡Fíjate qué injusticia habéis cometido quien se quejó por quejarse faltando a la verdad y tú, al haber compartido gustosa y alegremente esa queja para hacer daño! Deberías saber que has hecho lo peor que se le puede hacer a quienes tenemos conciencia de clase y hemos logrado lo que tenemos -poco o mucho- por esfuerzo y sacrificio propio y no porque seamos hijas de papá y mamá ni hayamos heredado negocio alguno en marcha. ¿Sabes qué es? Te has metido con nuestro trabajo y sustento, que es lo más sagrado para una trabajadora y te has metido con mi hija, que es lo más sagrado que tiene una madre. Y eso, conociéndome como me conoces, sabes que no iba a dejarlo pasar, más bien, que iba a caerte encima con todos los pertrechos y sin contemplación alguna. Te invito a que escuches de tanto en tanto a las personas de tu entorno y sus recomendaciones, cuando te dicen que controles a la sin hueso y dejes de sacarla tanto a pasear porque sienten vergüenza de las barbaridades y ocurrencias que de tanto en tanto sueltas. Ya ves… esto es Campillos, un pueblo, y como dice el refranero popular colombiano: pueblo chico, infierno grande. Aquí todo se sabe…

Tercero

Vamos a por la queja.

            El día 29 de septiembre por la mañana recibo un mensaje de WhatsApp de la persona que manifestó públicamente esa “queja” en el grupo de marras, en el teléfono corporativo. Persona de la que no daré el nombre a no ser que sea estrictamente necesario, así como tampoco compartiré captura de imagen alguna para demostrar que lo que estoy diciendo es completa y absolutamente cierto, a no ser que sea estrictamente necesario igualmente. Decía que recibí un mensaje, muy correcto por cierto, interesándose sobre el curso de árabe inicial para personas adultas, aunque ese día yo no estaba presencialmente en las dependencias del área de Migraciones, Ciudadanía, Solidaridad y Cooperación Internacional ya que participaba de una reunión en la Sala de Juntas del ayuntamiento de Campillos -hasta pruebas gráficas existen de ello-. Dado que Naima estaba impartiendo clase y como considero que, a no ser que sea algo urgente no se debe interferir en la dinámica de un grupo o una clase docente, le compartí el mensaje igualmente por WhatsApp para que, a poco que dispusiera de un momento fuera de clase, llamara a esta persona. El mismo día 29 por la tarde, intentó contactar al número de teléfono móvil desde el que envió el mensaje de WhatsApp, pero saltó el buzón de voz.

            El día 30 de septiembre, también en horario de trabajo diurno, esta señora vuelve a enviar un mensaje al teléfono móvil corporativo utilizando el mismo canal, mensaje al que se le responde, también por escrito, indicándole que la profesora la llamaría por teléfono para explicarle personalmente y darle toda la información que precisara, cosa que logró hacer ese mismo día. Asimismo, se le indicó que se le había intentado contactar vía telefónica pero dicho intento había resultado infructuoso.

            Mira por dónde, por la tarde, una ex alumna mía de prácticas, preocupada por algo que había leído en el tan famoso, traído y llevado grupo de Facebook, o más bien extrañada, dado que conoce perfectamente la dinámica de trabajo del área y la forma en la que atendemos a todo el mundo y nos implicamos con las personas a pesar de los escasos recursos humanos existentes en el mismo, me compartió una captura de imagen de la famosa “queja”. Identifiqué inmediatamente a la persona que estaba interesada en el curso de árabe y que había enviado dos mensajes de WhatsApp en días consecutivos. Si te digo que no me llamó la atención e incluso que no me molestó, te estaría mintiendo. Sinceridad por delante. Así que, inmediatamente rastreé el registro de llamadas del teléfono móvil para ver cuándo había llamado esta señora. Me dirás que, igual llamó al teléfono fijo, a lo que te respondo que podría ser, pero aun así he de manifestar que no se me escapa ni pierde ninguna llamada frustrada porque el teléfono fijo tiene desvío de llamadas al móvil, precisamente para eso, para que nadie quede sin respuesta, aunque yo esté atendiendo a alguna usuaria o usuario, de viaje de trabajo o en alguna reunión, ya sea presencial o telemática. Y te puedo garantizar que, desde el día 1 de septiembre no tengo ninguna llamada perdida desde el número de teléfono móvil de esta mujer. No sé a qué número de teléfono llamó, pero al corporativo al que envió el mensaje de WhatsApp o al fijo con desvío de llamadas, desde luego que no.

            ¿Cómo te explico que la puerta de este servicio público está cerrada para poder cumplir con el protocolo de seguridad establecido por la Covid-19? ¿Que se atiende con cita previa, pero aun así, si no se está impartiendo clase o si no estoy fuera del edificio, la puerta se le abre a todo el mundo? No sé si es difícil de comprender cómo son las cosas. Por otro lado, ¿cómo conoce esta señora el horario de clase de árabe del curso que finalizó el 5 de octubre y al que ella no tendría acceso puesto que estaba interesada en el nivel inicial? ¿Sabía que las clases han sido los lunes y miércoles de 7 a 8 de la tarde? ¿Se personó allí en ese horario y esos días? Me temo que no.

            No obstante, y en relación a este asunto de la exigencia de respuesta inmediata a una llamada de teléfono o un mensaje de WhatsApp, resulta bien preocupante y tendríamos que cuestionarnos cómo estamos actuando o respondiendo ante ello. Para algunas personas, y no estoy diciendo que sea el caso, pero da qué pensar, esperar que le respondan un mensaje de WhatsApp, les genera una ansiedad que puede tornarse patológica. Las nuevas tecnologías aportan soluciones para problemas antiguos, pero también generan problemas nuevos. Los canales de comunicación que antes no existían abren posibilidades novedosas, a la vez que crean exigencias que tampoco existían hasta unos pocos años atrás. Se habla de "mensajería instantánea" debido a que los textos, audios y fotos, tras el envío, si la conexión a internet es buena, llegan a su destino prácticamente de inmediato. Las que no tienen por qué ser inmediatas, desde luego, son las respuestas a esos mensajes y eso es lo que no se comprende. ¿Y por qué? Pues porque se nos olvida que quien ha de responder es una persona que puede estar haciendo otras cosas en ese momento. No es una máquina ni un robot. En mi caso, por ejemplo, tengo marcado y planificado un tiempo para leer mensajes y responderlos, un tiempo que, como he demostrado es más que prudencial habida cuenta del volumen de trabajo que se tiene en esa área y los recursos humanos que trabajan en la misma (una persona solo, o sea, yo). Y, sin embargo, la tardanza o la ausencia de respuestas inmediatas a los mensajes de WhatsApp que no son urgentes ni de vital importancia, es capaz de generar tan baja cota de paciencia, respeto y tolerancia, que inmediatamente se ha recurrir a una red digital y a un grupo de esa categoría para hacer pataleta pública porque, como he expresado más allá, “yo lo valgo y a mí se me tiene que responder cuando llamo, aunque se esté en el baño meando”. Permíteme esta expresión tan vulgar, pero ante tanto nivel de estulticia, en ocasiones no queda de otra. ¿No crees que tal nivel de intensidad supera la capacidad de comprensión y de relación normal entre las personas y del sentido común, aunque sea el menos común de todos los sentidos?

            Dicho lo dicho de forma tan extensa y profusa, espero y deseo que en tu próximo espacio radiofónico, SÍ INFORMES y aproveches la oportunidad para pedir disculpas por haber sembrado la sombra de la duda y, puestas ya, si me admites una sugerencia, deberías imprimirle más rigor a lo que dices en radio, así sean opiniones, porque hasta las opiniones han de estar basadas y sustentadas en hechos y realidades constatables y en información veraz y contrastable, si no, ya sabes, es puro chismorreo y ganas de convertir nuestra emisora de radio pública y local en Radio Campillos Deluxe.

Aun así, sirva como cierre lo que el Loco de la Colina, otro Jesús, esta vez sí comunicador y de los buenos pero de apellido Quintero, ha dicho en una entrevista reciente en prensa escrita: Soy un desastre para la venganza, no es que perdone, es que olvido las ofensas.

NOTA:

Si alguien quiere escuchar de viva voz las manifestaciones públicas de Jesús Aguilar en Radio Campillos, interpelado en esta entrada, puede hacerlo en el enlace siguiente. A partir del minuto 19.
https://cutt.ly/uE0LhoZ