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martes, 6 de enero de 2009

LAS VÍCTIMAS DEL GHETTO DE VARSOVIA SE HAN CONVERTIDO EN VERDUGOS Y REPRODUCEN SU EXPERIENCIA EN GAZA CON LA COMPLICIDAD DEL MUNDO, INCLUIDO ESPAÑA

Alberto Arce (RTVE. Madrid) escribía el 19-12-08 un artículo en apoyo del movimiento freegaza.org, recogido por varios medios de difusión en el que avisaba de lo inminente del conflicto. DECÍA ASÍ: “Más de un millón y medio de personas no tiene acceso al agua potable en condiciones de salubridad aceptables, ni a las medicinas que la Organización Mundial de la Salud señalan como básicas para cualquier hospital que quiera trabajar con garantías. Tampoco pueden encender la luz apretando el interruptor de la pared porque no hay flujo de electricidad estable, ni tomar un taxi para visitar a su familia porque no hay gasolina. Además, pasan hambre. Más de la mitad de la población de Gaza depende de la ayuda facilitada por la UNRWA. Las agencias de Naciones Unidas denuncian con cada vez menos tapujos que no pueden enviar suministros de bienes de primera necesidad como harina o leche a sus legítimos receptores.
Todo esto no sucede por que un tsunami se haya abalanzado sobre el territorio. Ni por un terremoto. Ha sido provocado por la acción del ser humano. Por una decisión fría y consciente del gobierno del Estado de Israel. El Estado de Israel ha convertido Gaza en la mayor cárcel al aire libre del mundo, aplicando un castigo colectivo medieval, inhumano e ilegal sobre la población civil que viola las Convenciones de Ginebra y convierte a quienes lo aplican en criminales de guerra. La idea de que las víctimas del ghetto de Varsovia se conviertan en verdugos y reproduzcan en Gaza el ghetto en el que los nazis les encerraron a ellos -que a mi generación se nos ha relatado y relata reiteradamente bajo el lema de “nunca más” o “conocer la historia para no repetirla”- requiere de una acción directa y decidida que contribuya a ponerle fin a esta situación. Las deportaciones, los pogroms y los campos de concentración se están repitiendo ante nuestros ojos y nosotros preferimos mirar hacia otro lado. Ya no valdrá decir ” no sabíamos lo que estaba pasando”.
Si el régimen israelí, definido como un régimen de “Apartheid, colonialismo y ocupación beligerante” por las organizaciones de la sociedad civil palestina en un documento que ha recibido el apoyo de un centenar de organizaciones de la sociedad civil europea [1] , continúa en su actitud genocida, tenemos que dar un paso y señalar no sólo al delincuente sino a sus cómplices. A quienes permiten, con su silencio pasivo, que la población palestina viva encerrada en Cisjordania en bantustanes similares a los que el régimen de Sudáfrica creó para su población negra y en Gaza en una cárcel medieval del peor tipo.
Nuestros gobiernos son cómplices de la situación, manteniendo relaciones privilegiadas con el régimen de Israel, permitiendo que el apartheid se beneficie de facilidades económicas, comerciales, educativas, culturales y políticas que se pagan con nuestros impuestos. Poniendo presión sobre el mundo árabe-musulmán para que modifique sus tradiciones y decisiones políticas, generando visiones cada vez más prepotentes y coloniales sobre los habitantes de Oriente Medio, violando los principios más básicos de la democracia al no reconocer los resultados de elecciones que ellos mismos pagan y organizan, sonriendo y festejando junto a los criminales de guerra israelíes.
Lamentablemente y como es fácil entender, limitarse a continuar enviando medicamentos y comida a quien lo necesita mientras no se dan los pasos políticos para revertir la situación que genera su estado de necesidad comienza a oler realmente mal. Puede comenzar a comprenderse una imagen horrible: nuestros gobiernos, alimentando y mirando hacia otro lado, serían un asunto de quien entraba en los campos nazis para alimentar a los prisioneros pero negándose a denunciar lo que les sucedía a esos prisioneros después de comer sus míseras raciones de sopa. Cuando nuestros gobiernos se niegan a romper lazos con Israel, a adoptar sanciones contra su comportamiento, a actuar en defensa de los derechos humanos, tenemos que afirmar con rotundidad y avisarles: son cómplices. Me avergüenzo de ellos. Me avergüenzo de mi Presidente, Señor Zapatero, que reiteró en multitud de ocasiones, tras la retirada de nuestras tropas de Irak que “España lo hace en defensa de la legalidad internacional” y de nuestro Ministro Moratinos, más culpable aún tras los largos años en que ejerció de enviado espacial de la UE para Oriente Medio. El señor Zapatero y el señor Moratinos apoyan la ocupación israelí de Palestina y el crimen de guerra que se comete en Gaza con su silencio cómplice. Dar dinero a la población palestina no es suficiente. A lo largo de diversas reuniones con responsables políticos y de la administración española, siempre hemos recibido la misma respuesta: estamos ayudando, estamos incluso incrementando las aportaciones economicas a los palestinos y las palestinas. No es suficiente. Hace poco, la responsable de una ONG española en Palestina me decÍa que desde agosto no habian podido entrar en Gaza. Hace varios meses, el conjunto de organizaciones no gubernamentales de desarrollo que allí trabajan publicó un comunicado explicando que la situación era límite y no podían desarrollarse los programas de cooperación debido al bloqueo israelí. La respuesta ha sido continuar enviando dinero. Escribiendo proyectos y recibiendo mas dinero. Pero la cooperacion al desarrollo ya no es suficiente en Gaza. La situación no hace más que empeorar. ¿Hasta cuando se va a esperar? Es la hora de la denuncia. De romper el bloqueo. De la acción directa. Los palestinos no piden ayuda humanitaria, piden justicia. Y se les da ayuda humanitaria respondiéndoles que la denuncia política no esta al alcance de las organizaciones de la sociedad civil. Que es mejor no poner en riesgo la capacidad de trabajo. ¿De qué capacidad de trabajo se habla? ¿de la del negocio o de la auténtica solidaridad internacional por la justicia? Sabemos lo que sucede y lo que va a suceder si no se ponen los medios para evitarlo. De nada servirá llegar corriendo y tarde con toneladas de ayuda humanitaria cuando el desastre nos explote en la cara porque ahora es cuando debe y puede evitarse. Y no se mueve un dedo por evitarlo. Evitarlo significa pasar a la acción. Poner a nuestro gobierno contra las cuerdas. Presionarle. Y si quienes conocen la situación, eligen el silencio, ¿que nos queda? Continuar pidiendole coordinaciones a Israel para entrar en Gaza es vergonzoso. Recibir negativas por respuesta durante meses y, cuando se pone encima de la mesa el modo de saltarse las negativas, en barco, via Chipre, negarse a aceptarla se convierte en connivencia con la situación de bloqueo. ¿Queréis entrar en Gaza? Subíos a los barcos. ¿Quereis enviar ayuda a Gaza? enviadla a través de los barcos. Funcionan y está demostrado. Entran y salen. Auto-organizados desde la sociedad civil, sin coordinación israelí. Lamentablemente hay personas y grupos que no tienen como objetivo real realizar envíos a Gaza o acercarse a comprobar la situación. Prefieren no alienar su coordinación con Israel, con quien mantiene el bloqueo. Si tras 60 años de ocupación, nadie ha sido capaz de poner fin a la vergüenza, es necesario reaccionar. La sociedad palestina y un movimiento creciente de organizaciones de todo el mundo, han lanzando la campaña por el Boicot, Desinversiones y Sanciones contra el Estado de Israel [2] . Fui testigo del encuentro en el que el Comité Palestino de BDS a Israel nos explicó a las organizaciones de solidaridad reunidas en Bilbao sus motivos, argumentos y estrategias [3] . Creo firmemente que el Boicot al Estado de Israel, triunfará, como triunfó en su día el Boicot a la Sudáfrica del Apartheid. Y junto a dicha campaña de sensibilización, presión e incidencia política que comienza, firme y constante, es necesario, mantener sin pausa el activismo sobre el terreno en la propia Palestina. Romper el bloqueo a Gaza por mar a través del freegaza
Por eso es necesario subirse al barco. Porque los activistas del Free Gaza representan, en mi opinión, el espíritu de aquellos que en 1936 consideraron que lo que sucedía en España era problema de todos y que si la República Española caía, caía Europa, como acabó por suceder. Cae Palestina, y todos nos caemos un poco. Es solo un principio, que lleva comenzando 60 años en Palestina y mas de 5 años en Irak. Con millones de muertos y refugiados. Los ciudadanos y las ciudadanas que deciden actuar por su cuenta, auto-organizándose y pisando el terreno junto a la población palestina constituyen -salvando el tiempo y las diferencias estratégicas y éticas que requieren de nosotros, en estos momentos, de una acción estrictamente noviolenta- un ejemplo a seguir que a través de su acción continuada, deja en ridículo las palabras vacías de nuestros gobiernos. Es momento de regresar al origen, al motivo real por el cual se crearon las organizaciones y movimientos de solidaridad y cooperación que durante años fueron ejemplo continuo y firme, de lo que un gran activista israelí, Michael Warsavsky, define como “el triángulo de la resistencia: palestinos y palestinas, israelíes anticoloniales e internacionales de todos los orígenes” que plantan cara sobre el terreno a la ocupación israelí de Palestina. Es necesario finalizar la epoca de la sofisticada consultoría y regresar a la de la solidaridad.
El bloqueo a Gaza es, en este momento y en este lugar, el crimen concreto contra el que podemos luchar. Que un grupo de activistas se organicen y rompan el bloqueo, introduciendo y sacando personas y mercancías constituye un mensaje absolutamente poderoso. Si los activistas pueden, las organizaciones pueden, tanto las gubernamentales como las no gubernamentales. Si no lo hacen, por algo será. Que lo expliquen. Los activistas nos acercamos con un enfoque basado en la defensa de los derechos humanos más fundamentales. Israel los viola. Israel debe cambiar. El sistema de señores y esclavos que se mantiene allí con nuestro apoyo occidental, debe ser derribado, paso a paso, empujón a empujón, como cayó la ocupación francesa de Argelia, como cayó el régimen del General Pinochet o la Junta militar Argentina. Como cayó la Sudáfrica de la supremacía blanca. Israel no puede ser tratado de modo diferente a como se trató a esos regímenes. Para luchar contra ese estado fascista. Por eso invito a todos y a todas a que suban también a los barcos del Free Gaza. Auqnue suponga poner en peligro la coordinación con Israel. Porque la coordinación con quien bloquea, y su aceptación, acabarán por volverse contra quienes la aceptan.”

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