Un andaluz obligado a un desarraigo que en la esencia
de su ser nunca se desprendió de su raíz. Un hombre que fue jornalero,
maletilla y trabajó, como muchos otros andaluces y muchas otras andaluzas
"en lo que le echaran". Un aficionado y un defensor del flamenco como
cultura propia y colectiva de un pueblo. Un cantaor a lo tradicional, un
camborio de dura crin revolucionaria, que como le dijera un día Francisco
Umbral, "ya está bien con la mentira andaluza y freudiana del ego de la
copla. Siempre hablando de uno y de la mujer mala, vete de mi vera, rueda lo
mismito que la maldición". Por fin, Andalucía tuvo voz, juntos con otros
compañeros y compañeras de profesión, proscritos casi todos y todas, a quienes
pocas veces, o no todas las veces que quisiéramos, les dejaban, les dejan
cantar al aire y libres, aunque se hayan ganado por derecho el estar en todos
los sitios por su bien hacer en el cante, por su bien hacer en la vida. Aquí ya
sabemos lo que impera, cada mochuelo obrero a su olivo andaluz cuando y como el
patrón decida, y a los aceituneros altivos, a la trena si falta hiciere o si
Europa y la Ley Mordaza así lo deciden. Pero con Manuel y con otros artistas
como él, por fin Andalucía tuvo voz, ya que no voto ni poder, en la juerga del
colmao nacional demostrando que el flamenco puede ser otra cosa que aquel
cerrado coto de curia y pontífices de un arte que sedujo hasta a la misma gente
de la UNESCO al nombrar a este legado Patrimonio Cultural Inmaterial de la
Humanidad, aunque en Andalucía aún no se hayan enterado del todo las
autoridades.
Todo ello acompañado de excelente música, de la que dejo aquí los enlaces a los vídeos para que se puedan escuchar al completo
"QUE MI VOZ SUBA A LOS MONTES"
(Manuel Gerena)
"MIENTRAS EL ALMA ME SUENE"
(Manuel Gerena)
"BAMBERAS DEL NIÑO YUNTERO"
(Manuel Gerena)
Para escuchar el programa de radio solo tendrás que pinchar en este enlace o en la columna de la derecha, en el ivoox de Clandestino.
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