(O lo que es lo mismo,
por un comunismo democrático, sin anteojeras ideológicas ni patentes de corso)
Isabel Galeote Marhuenda
Isabel Galeote Marhuenda
Para que un partido
exista, y se vuelva históricamente necesario, deben confluir en él tres
elementos fundamentales:
"Un elemento
difuso, de hombres comunes, medios, cuya participación sea ofrecida por la
disciplina y por la fidelidad, no por el espíritu creativo y altamente
organizativo... ellos son una fuerza en cuanto hay quien los centraliza,
organiza, disciplina, pero en ausencia de esta fuerza cohesiva se esparcirían y
se anularían en un polvillo impotente...”.
“El elemento cohesivo
principal... dotado de fuerza altamente cohesiva, centralizadora y
disciplinadora y también, más bien tal vez por esto, inventiva... con sólo este
elemento no formarían un partido, sin embargo lo formarían más que el primer
elemento considerado. Se habla de capitanes sin ejército, pero en realidad es
más fácil formar un ejército que a los capitanes.
“Un elemento medio, que
articule el primer con el segundo elemento, que los meta en contacto, no sólo
física, sino moral e intelectualmente...”.
De manera consciente,
cuando redacté los datos personales de mi blog “Chavela a través del espejo”,
esos con los que yo quiero que me identifiquen para que nadie se llame a
engaños conmigo, escribí “Soy feminista, comunista (a pesar de los comunistas)
y bolivariana, internacionalista de vocación y de corazón”. Recuerdo que quise
poner “a pesar de los tales partidos comunistas”, pero faltaba espacio para
tantos caracteres. Hoy me sucedió algo que me ha despejado cualquier atisbo de
duda sobre mis decisiones políticas y militantes de los últimos años, pero
sobre todo me ha despejado cualquier duda sobre el nivel ideológico “de los
palillos de mano” de los jefes supremos. No sabía yo que después de tantos años
de existencia el paradigma de la militancia intermedia seguía siendo su
ignorancia política e ideológica, así como la prepotencia y el narcisismo.
Mucho se está hablando del PSOE en estos días, de su decadencia y declive, pero
muy pocos y muy pocas se están atreviendo a hablar de la decadencia o declive
del otrora insigne y respetable PCE. Y si tenemos claro que los únicos
responsables de la situación del PSOE son sus propios militantes por no ponerle
coto a su “casta dirigente”, cosa que podemos desarrollar con tiempo para
demostrar tal afirmación, a estas alturas también tengo claro que los únicos
responsables del descalabro y bajada en paralelo del PCE son también sus
militantes. Si a unos les decimos eso de “si Pablo Iglesias levantara la cabeza
se volvía a morir”, a los otros hay que decirles también “si Karl Marx, Antonio
García Quejido, César Rodríguez González, José Bullejos, Luís Cicuéndez,
Cayetano Bolívar Escribano, José Díaz Ramos, Dolores Ibárruri, Rosa Luxemburgo,
etc. etc. etc. levantaran la cabeza, se volvían a morir del disgusto” ante el
nivel de incompetencia política y partidista de su legado hasta extremos de
destrozar lo que se construyó con tanto esfuerzo.
Hoy saludé a una “EX”
camarada de carnet creyendo que seguía siendo “camarada ideológica”. Una
“militante” intermedia de la Agrupación del PCE-A de Humilladero (la “A”, para
quien no lo sepa es de “Andalucía”). Nos hemos encontrado en la Asamblea
Andaluza del 22M, donde hemos estado debatiendo sobre el trabajo que nos queda
por hacer y coordinar para la acción de ámbito Estatal del próximo 21 de junio,
día en el que los distintos Parlamentos territoriales y nacionales del Estado
español serán rodeados por nosotros y por nosotras, por el pueblo, para decir
alto y claro que “el pueblo es quien más ordena”. Cuál ha sido mi sorpresa
cuando he tenido que escuchar la máxima de “si no estás en el PCE ni en IU, no
eres comunista”. Obviamente, me temo que ya terminé de caer en desgracia,
orgullosa desgracia, porque lo que el nivel de entendederas de esa “militante
de honor” habrá deducido de mi contestación le habrá hecho salir corriendo a
echar pestes de mí. Cosa que me honra, en este caso y a estas alturas, me
honra, porque ya lo dije en cierta ocasión: YO NO QUIERO QUE ME SIGNIFIQUEN NI
CON CONCEJALAS DE LA SECCION FEMENINA DE IU ORGANIZADORAS DE OFRENDAS DE FLORES
A LA VIRGEN MARÍA PARA CELEBRAR EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA NI
CON ALCALDES QUE IMPIDEN LA REGULARIZACIÓN DE TRABAJADORES EXTRANJEROS EN
PROCESOS EXTRAORDINARIOS PERMITIENDO LA EXPULSIÓN DE OBREROS INMIGRANTES. NO
QUIERO QUE ME SIGNIFIQUEN CON SUS CÓMPLICES NI CON MANIOBREROS POLÍTICOS CON OBJETIVOS
MERAMENTE ELECTOREROS A LOS QUE LAS PERSONAS LES IMPORTAN UN CARAJO. Y QUE SON
CÓMPLICES DE ACCIONES FASCISTAS POR ACCIÓN U OMISIÓN. NO QUIERO QUE ME
SIGNIFIQUEN CON PARTIDOS DESVIRTUADOS, PORQUE ¿QUÉ Y CÓMO ES SI NO UNA ORGANIZACIÓN
POLÍTICA, QUE LAS GENTES QUE MANDAN Y DECIDEN LO QUE QUIEREN QUE SEA MIENTRAS LOS MANDADOS Y MANDADAS LO PERMITEN?.
Lo único que ha tenido
que escuchar como respuesta, además de una carcajada, ha sido la siguiente réplica a tan profundo planteamiento y argumentación política e ideológica, y tan sólo en 0’2
minutos. “Os pasa lo mismo que a la Iglesia Católica, que tiene menos
cristianos en su seno que fuera. Os pasa lo mismo que al PP y al PSOE, que
tenéis una CASTA que echa para atrás a los y las comunistas, y tenéis a mucha gente con carnet en el
bolsillo a la que debería arderle el carnet (y quien lo posee); por prostituir
hasta niveles impensables la ideología comunista, de la misma forma que hay que
quitarse el sombrero ante otros que también lo tienen o no… porque ni son todos
los que están ni estamos todos los que somos. Camarada, estudia, lee y habla
con la gente y antes de emitir un juicio de valor sobre alguien entérate de qué
hace y quién es cada quien, que a caballo ganador muchos son los que se montan
en el carro. No reproduzcas discursos vacíos de contenido ni repliques como un
lorito lo que te cuentan. No cantes de oída y aprende a leer la partitura”
Ahora, invito a esta
súper “comunista” que ha de certificar mi “virginidad y virtuosidad ideológica”,
a que comience por leer este pequeño texto y a que piense y se re-piense, si
sabe y puede, claro. Por empezar con algo que no sea el catecismo que le hacen
repetir como un mantra, es sólo para hacerle un favor. Voy a omitir nombrarle a
otro gran marxista, Antonio Gramsci, porque dudo que sepa que aparte de Karl
Marx, ese señor cuya fotografía ocupa un espacio de honor en la sede de su
partido, había y hay otros Y OTRAS grandes teóricos y TEÓRICAS marxistas que
puede que estén o no en el PCE. No le voy a decir aquello de “Instrúyanse,
porque necesitaremos toda nuestra inteligencia. Conmuévanse, porque
necesitaremos todo nuestro entusiasmo. Organícense, porque necesitaremos de
toda nuestra fuerza”, porque ahora sé a ciencia cierta que ni siquiera
entendería el significado ni el alcance de esta máxima. Afortunadamente entendí
que el fascismo no es un partido político sino una actitud y que el poder por
el poder sin ánimo de transformar, sin crítica ni autocrítica, no es
revolución, es más de lo mismo. Afortunadamente rompí el vínculo “emocional”
con este tipo de sujetos.
Así que, esta que
escribe, comunista que lo es de hecho y de palabra, a quien no callará nadie y
quien no necesita de certificado ideológico para seguir dando la pelea y estar
donde hay que estar y con quien hay que estar, les aporta este textito que
convendría leer. Si alguien quiere enfrentarme y confrontarme, que lo haga,
nunca he rehusado llamar pan al pan y vino al vino, como nunca he rehusado
hacer uso de la palabra. Ya lo advertí en su momento al Secretario de
Organización provincial del PCE: si seguís premiando a los traidores de la
clase trabajadora “enchufándolos” por mor de esos pactos en los que no se
debate sobre programas sino sobre el reparto de sillones y sueldos, pensadlo
bien porque ya sabéis que yo tengo el verbo fácil y la pluma ligera y podría
explicar muy alto y muy claro qué, quiénes y cuándo hicieron que desconfiara de
los autodenominados “comunistas y revolucionarios” y de los tales partidos
comunistas. Es lo que tiene poseer una memoria cuasi fotográfica, tanto para lo
bueno como para lo malo y es lo que tiene sentirse libre para hacer y decir
porque, señores y señoras, para quien aún no lo tenga claro, lo hago y digo
porque puedo, porque quiero y porque además no les tengo miedo. ¿Estamos claros
y claras o lo digo en otro idioma por si alguien no lo captó en toda su
dimensión?.
“La razón de ser de la
militancia comunista es combatir la sociedad de clases que descansa en la
jerarquía. Así pues, debe evitar sobre todo reproducir en su funcionamiento la
jerarquía de la sociedad dominante, combatiéndola en todo momento. Como dice la
letra de La Internacional: “ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo
salvador“. Una estructura comunista debe por tanto estar dirigida por TODOS sus
militantes, y no encomendarse a jefes.
Luchar por la abolición
de todas las formas de dominación comienza por impedir las formas de dominación
en las organizaciones y las estructuras de lucha. Los comunistas democráticos
son fundamentalmente y por naturaleza partidarios del libre desarrollo del
pensamiento y de la más amplia democracia. No es posible combatir la alienación
desde una forma alienada.
Los comunistas
democráticos participan en las movilizaciones y militan para que éstas se
desarrollen siempre de forma democrática. Nuestra consigna fundamental es que
“la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los propios
trabajadores”[1]. Esto significa que los trabajadores deben ejercer
colectivamente su propia dirección: los auténticos comunistas sostienen siempre
la auto-organización de las luchas. Asambleas Generales, comités de huelga,
coordinaciones generales: los ejemplos de estructuras de democracia directa
creadas y dirigidas por los trabajadores y los jóvenes son muy frecuentes,
aunque por el momento limitadas en el tiempo.
El paso de la
movilización reivindicativa a la toma del poder se hará a través del
desarrollo, el mantenimiento y la convergencia de esas estructuras de lucha,
que deben convertirse en los instrumentos de autogobierno, reemplazando los
órganos de gobierno de la burguesía. La totalidad del poder debe ser ejercida
por estas estructuras de democracia directa creadas por los explotados en
lucha, a todos los niveles: Asambleas Generales soberanas, comités de huelga,
consejos obreros, coordinación internacional de Asambleas Generales y consejos.
Ese es el proceso de una revolución democrática y socialista. La revolución
debe abolir el salariado, el capitalismo y las fronteras, y reemplazarlos por
la democracia directa a todos los niveles.
Los términos
“socialismo” y “comunismo” han sido consideraros como opuestos debido a
numerosas traiciones históricas. El término “socialismo-comunismo” nos parece
que puede superarlas, afirmando la unidad de ambos términos.
La revolución
socialista-comunista es la conquista de la verdadera democracia. “En lugar de
la antigua sociedad burguesa, con sus clases sociales y sus antagonismos de
clase, surgirá una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno será la
condición del libre desarrollo de todos”[2]. La libertad real del individuo no
puede lograrse más que por la conquista de la libertad por todos. En la
sociedad capitalista, la inmensa mayoría no es libre. Es más, un ser humano,
una clase social, un pueblo que es oprimido por otro no puede ser
verdaderamente libre: la emancipación de los trabajadores permitirá la
emancipación de la Humanidad en su conjunto.
El movimiento de
liberación de la Humanidad sólo podrá ser producto de la acción de la mayoría.
“El socialismo no se realizará desde el poder o mediante decretos, aunque
emanen éstos de un gobierno socialista, por muy perfecto que éste sea. El socialismo
sólo podrá ser realizado por las masas, por cada proletario”[3]. Él trata por
tanto de abolir las relaciones de dominación, como medio y como fin de la
revolución.
Las condiciones previas
del socialismo-comunismo son la expropiación del capital y el fin del trabajo
asalariado, terminando con la desaparición de las clases sociales y de la
explotación. “La clase obrera debe grabar en su bandera la consigna de carácter
revolucionario , que es su objetivo
final”[4]. El objetivo es sustituir el trabajo asalariado por la propiedad
común de los medios de producción, por su apropiación colectiva, y producir
únicamente para la satisfacción de las necesidades (de forma opuesta a la
producción para obtener beneficios propia del régimen capitalista). Del mismo
modo son objetivos la colectivización de los medios de transporte, la dirección
de la producción por los propios trabajadores y el fin de la división del
trabajo.
Nuestro objetivo es el
fin de todas las opresiones y alienaciones. Para que el ser humano sea
verdaderamente libre, tiene que liberarse de todas las instituciones creadas
para mantener y justificar la opresión: los Estados, la “democracia”
representativa, los ejércitos,… Por el contrario, el socialismo-comunismo será
una sociedad sin fronteras ni opresión.
La violencia es
claramente nuestra enemiga. “La sociedad capitalista no es otra cosa que la
dominación más o menos velada de la violencia”[5]. La única respuesta verdadera
y duradera contra la violencia de clase es la acción colectiva y solidaria para
terminar con la división de la sociedad de clases. Se deben combatir todas las
formas de discriminación (racismo, sexismo,…). Evidentemente, nosotros las
combatimos en el marco de la sociedad
actual, tratando de obtener avances a veces muy importantes, pero sabiendo que
sólo la abolición del capitalismo, del trabajo asalariado y del patriarcado,
suprimirá todas las discriminaciones, permitiendo la construcción de una
sociedad libre e igualitaria, de una humanidad unida.
“Luxemburguismo” (como
los restantes “marxismos”) es un concepto muy imperfecto, pues hace referencia
a una sola persona. Pero los hechos están ahí y desgraciadamente ningún otro
término define tan claramente como éste
lo que es el “marxismo democrático”: la participación en el movimiento real
–“el movimiento autónomo de la inmensa mayoría”[6]- que lucha por abolir el
orden establecido y por construir una sociedad sin Estado, sin clases sociales,
sin dinero.”
[1] Karl Marx,
Declaración inaugural de la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1864
[2] Karl Marx,
Manifiesto del Partido Comunista, 1848
[3] Rosa Luxemburg,
Discurso sobre el programa, 1918
[4] Carta de Marx a
Kugelmann
[5] Karl Liebknecht
[6] Karl Marx,
Manifiesto del Partido Comunista
2 comentarios:
Chapó, como siempre. Coherente, como siempre. Valiosa, como siempre, estés donde estés. Saludos desde Sevilla.
Interesante y contestatario punto de vista... Salud y República!
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