(Por mis hijos, por vuestros hijos, pensároslo, no quedaros con los brazos cruzados)
YO VOY. Eso lo sabe cualquiera que me conozca a la corta, media o larga distancia. Y no voy por mí, evidentemente que no.
A mí no me van a despedir por dos gripes y una gastroenteritis poniendo sobre la mesa 20 días por año trabajado. Ni voy a sufrir la precarización y temporalidad laboral más grande de la historia de la democracia. Soy funcionaria. Tampoco van a congelar mi pensión porque, cuando llegue el día, voy a cobrar la cantidad máxima que la ley permite. Quizás por ello hay tantas compañeras y tantos compañeros que sí que van a ir a trabajar el miércoles. El egoísmo y la insolidaridad se extienden como La Nada en la Historia Interminable, esa es la cruda realidad.
En base a ello, el miércoles yo también podría ir a trabajar mi Escuela, tranquilamente, y ahorrarme, así, los también necesarios para mí ciento y pico de euros que me van a descontar.
Pero YO VOY. Voy en defensa propia pero, sobre todo, voy en defensa de mis hijos y de su futuro. Porque a ellos sí que les estamos condenando a un futuro laboral y social de una agresividad neoliberal sin precedentes. Y mi obligación como madre es luchar por dejarles un mundo mejor del que nosotros hemos disfrutado a costa de la lucha de tantos, no peor.
“Esta huelga general debería ser un grito, un plante y una línea a seguir por parte del movimiento obrero y la sociedad civil española, a fin de defender el patrimonio que heredamos de nuestros antepasados y el futuro de nuestros hijos” dijo ayer en Madrid Almudena Grandes.
“Se trata de dejar oír nuestra voz contra los especuladores y sus cómplices. Se trata de levantar nuestra palabra contra los que quieren servirse del silencio para humillarnos y justificar sus negocios indecentes. La ciudadanía europea debe hacerse protagonista y dejar claro su rechazo a los orígenes y la gestión de la crisis. La ciudadanía debe recordar que Europa les pertenece y que los políticos responden ante ella, no ante el fondo Monetario Internacional” dijo Miguel Ríos.
Esta reforma laboral no la esperábamos "ni en nuestras peores pesadillas, ¡ni en los mejores sueños del presidente de la patronal CEOE, Gerardo Díaz Ferrán!, exclamó Toxo,
Bajo la excusa de hacer sostenible el Estado de Bienestar, se reducen derechos conquistados tras ardua y larga lucha. Para mantenerlo, dicen, se debilitan una y otra vez sus pilares hasta su práctica demolición tomando medidas a favor de quienes nos han metido en una crisis que sólo beneficia a los que más tienen. Pero nos la quieren hacer pagar a todos, se la quieren hacer pagar a nuestros hijos.
Esta reforma laboral no tiene relación con el recorte del déficit ni con la contención del gasto público y lo sabéis. Aunque hayáis decidido no ir a la huelga, lo sabéis. Tampoco busca la recuperación económica. Se dirige a otro objetivo: abarata, facilita y subvenciona el despido, obstaculizando y debilitando el control judicial del mismo, modifica de manera muy significativa las causas para los despidos objetivos por causas económicas, tecnológicas, organizativas o de producción; no impide el fraude en la contratación temporal ni impone límites eficaces a la misma, rompe el sistema de negociación colectiva sectorial a través de su inaplicación en las empresas que aleguen dificultades económicas, da un impulso a la precarización a través de las ETT en varios sectores sensibles y de riesgo, como la construcción y las Administraciones públicas y liberaliza las agencias privadas de colocación.
Este es el futuro de vuestros hijos al que le estáis dando el visto bueno. ¿Le vais a dar el visto bueno?
No tengo mucho que perder, ya os lo he dicho, pero YO VOY. Porque, a pesar de lo que los medios de comunicación se empeñan en demostraros, la huelga del 29 de septiembre no afecta sólo al movimiento sindical. Se trata de una llamada a todos los ciudadanos y ciudadanas que estamos dispuestos a manifestar nuestra oposición a una Europa gobernada por los mercaderes. Se trata de una llamada a quienes no estamos dispuestos a que se recorten los valores cívicos, los derechos sociales y la dignidad de la ciudadanía.
¿Vosotros sí que estáis dispuestos? ¿Lo vais a permitir?
“Hay algo profundamente erróneo en la forma en que vivimos hoy. El estilo egoísta de la vida contemporánea, que nos resulta «natural» y también la retórica que lo acompaña (una admiración acrítica hacia los mercados no regulados, el desprecio por el sector público, la ilusión del crecimiento infinito) se remonta tan sólo a la década de los ochenta. En los últimos treinta años hemos hecho una virtud de la búsqueda del beneficio material hasta el punto de que eso es todo lo que queda de nuestro sentido de un propósito colectivo” leyó García Santesmases.
Hay algo profundamente erróneo en los que decidís ir a trabajar: que la resignación no os permita calibrar lo que nos estamos jugando.
¿Os vais a resignar? ¿No pensáis reaccionar ante este aluvión de medidas injustas y regresivas que reducen nuestros derechos como trabajadores y como sujetos activos en la vida social y política? ¿No pensáis hacer nada mientras sacrifican el futuro de nuestros hijos?
Si no lo hacéis llegará el día que ellos y ellas estarán sufriendo las consecuencias de este pacto maléfico entre el gobierno, la derecha y los mercados financieros. Y entonces os preguntarán: papá, mamá ¿por qué te quedaste con los brazos cruzados?
¿De verdad os vais a quedar con los brazos cruzados?, os pregunto yo.
Las cosas van mal, pero irán mucho peor para las futuras generaciones si esta huelga no es un éxito rotundo.
VICTORIA GEIJO
No hay comentarios:
Publicar un comentario