Jueves 10 de noviembre de 2011
Alberto Maldonado
“No hay que cantar victoria antes de que llegue la gloria” reza una vieja sentencia popular. Y la prensa sipiana (DE LA SIP-CIA) del mundo entero, más las oligarquías locales, proclamaron su júbilo por el asesinato en las selvas del Departamento del Cauca (sureste de Colombia) del guerrillero Alfonso Cano, quien ostentaba el mando militar y político de las FARC (Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia) la más antigua guerrilla del mundo.
Y el mundo (en especial América Latina) se ha enterado (o se ha vuelto a enterar) de algunas “novedades”. Una de ellas, que esta guerrilla fue organizada por Pedro Antonio Marín, mejor conocido por “Manuel Marulanda” o “Tirofijo”, allá por 1964. Y que el viejo murió hace unos 3 años, de “muerte natural” (alguna enfermedad tropical) en las selvas colombianas (pero de otro lado). Y que en la operación llamada “odiseo” (odisea, habrán querido decir) participaron unos mil hombres armados hasta los dientes (con tecnología de punta proporcionada por Estados Unidos) y que ellos contaron con el “aporte” de inteligencia de por lo menos 8 infiltrados (chivatos, orejas, habrán querido decir).
Y, lo más interesante: que según estos servicios de inteligencia colombianos, “todavía” quedan en las FARC unos 10.000 guerrilleros; y que “esperan” una desbandada para las próximas semanas. Desde luego, encontraron 9 laptos, mejores que las que encontraron cuando mataron a Raúl Reyes y 26 acompañantes, en territorio ecuatoriano (Angostura – 2008) y que les sirvió para producir, a la carta, correos electrónicos; que, finalmente, fueron anulados, como pruebas, nada menos que por la propia Corte Suprema de Justicia de Colombia. Advierten los “héroes” de la hazaña que, en esta oportunidad, se han guardado las cadenas de control, de manera que no vuelva nadie a dudar de su autenticidad.
¿Será? Yo dudo que por haber sido asesinado el conductor de la guerrilla, vaya esta a desbandarse. Quienes piensan así, no dejan de ser neo liberales, pero de esos incurables. Ellos parten del “principio” de que muerto el perro, muerta la rabia. Pero la rabia persiste y aún es una enfermedad que mata. La pobreza, la miseria, el desempleo, la insalubridad, no son males que pueden “curarse” de la noche a la mañana. Y las guerrillas han tenido, en gran medida, como incentivos, estos males sociales. A estos problemas, hay que agregar que los gobiernos (dictaduras y democracia representativas) y las oligarquías ponen lo suyo: las arbitrariedades (los asesinatos, las persecuciones, el robo, las animaladas) y la corrupción, sin medida ni control.
Estoy de acuerdo con los analistas “prudentes” que dicen que, siendo un duro golpe contra la guerrilla, el asesinato de su conductor máximo (igual que otras muertes y deserciones) no produjeron esa desbandada. Eso, simple y llanamente es no entender para nada el por qué una guerrilla ha podido durar tanto tiempo; y que está ahí, resistiendo los constantes embates de la oligarquía colombiana, cada vez más y mejor armada por el gran imperio. Pero, el mismo hecho de que esta guerrilla ha durado tantos años (46) nos lleva a la conclusión principal: que los problemas sociales que la animaron, no solo que no han desaparecido sino que se han agravado.
Una reciente encuesta mundial determinaba que Colombia, en América Latina, ocupa el primer lugar en violencia. Para no recordar sino lo más reciente, cerca de 5.000 (no estoy equivocado, cinco mil) cuadros de lo que se llamó la Unión Patriótica (de izquierda) fueron eliminados por sicarios; entre ellos, dos que eran candidatos presidenciales; y que, a lo mejor, llegaban. Porque Colombia luce también un cartel: que es una democracia representativa de las más institucionalizadas (duraderas) Y Cierto. El último dictador-dictador, fue el general Rojas Pinilla; y este fue de derecha, aun cuando quisieron convertirle en “amplio” cuando se presentó como candidato y perdió.
Pregunto (ingenuamente, pregunto) ¿qué diferencia hubo entre un dictador cualquiera (tipo Pinochet) o el señor Álvaro Uribe Vélez, que estuvo 8 años en el gobierno de Colombia, que se prorrogó 4 años de mandato, violando la Constitución colombiana, y que fue el inventor de los “falsos positivos” y las fosas comunes, con miles de muertos NN?. Nosotros, en el Ecuador (a pesar de todos los peros y del terrible Ingeniero, que en paz descanse) no hemos tenido un gobierno “democrático” similar siquiera. Y su sucesor (el señor Manuel Santos) se dio cuenta a tiempo que si seguía por la ruta trazada por su antecesor, iba derechito al fracaso, por lo menos político, e hizo las paces con sus vecinos “molestos” (Chávez y Correa) ¿será el nuevo Gandhi de la paz y la democracia?
Confieso también que estoy bien lejos de ser un “guerrillerologo” y que, por lo tanto, lo que voy a decir puede estar en el error; pero, pienso que las FARC van a necesitar otros 50 años para ser poder en Colombia. Con la oligarquía de ese país, más los soportes (en armas y en efectivo) que le da el gran imperio, más los medios sipianos (que todavía tienen alguna credibilidad) pienso que a esa guerrilla le espera una inmensa tarea, para triunfar. Y pienso también que debe (las FARC) rectificar. Si quiere triunfar.
Estaba leyendo “La Victoria Estratégica” del mismísimo Fidel Castro Ruz; y en él, y en otros títulos (La Paz en Colombia) he refrescado algo o mucho de lo que se dijo cuando este líder mundial de la liberación hacía la guerrilla en la Sierra Maestra. Solo que este dirigente y sus barbudos, pudieron hacer la revolución cubana en menos de 3 años; y ya van más de 51, de esa revolución. Digo y recuerdo que esos guerrilleros no se quedaron ni 48 horas con los soldados que capturaban (los desarmaban y los devolvían a sus cuarteles) y prestaban toda clase de atenciones, inclusive la médica, a los soldados de Batista que eran derrotados. Además, jamás la dirigencia guerrillera permitió que, a título de revolucionarios, los ídem abusen de los campesinos de la zona, matando una vaca o quitándoles sus pobres pertrechos. Debían pagar, y pagar bien, por esos servicios.
¿Pueden decir lo mismo las FARC? Lo dudo. Fueron retenidos largamente gentes que nada tenía de soldados de la “seguridad democrática” (de antes y de después) y hasta la fecha hay policías y militares que han tenido que llevar la vida de prisioneros, en las selvas colombianas, con grave problema de seguridad para los propios guerrilleros. Y de esta situación (que pudo tener una explicación: la idea de canje con guerrilleros presos, lo que nunca se ha dado) se han valido los pelucones colombianos para desacreditar a las guerrillas, como vulgares delincuentes.
Y hay otra pregunta obvia; ¿por qué la guerrilla colombiana debía perseguir a sol y sombra a los narcotraficantes si era un negocio de los paramilitares y del propio doctor Alvarito, según lo rebela Virginia Vallejo (“Amando a Pablo, Odiando a Escobar”)? Desde luego, algún cuadro de las FARC creo que llegó a cobrar alguna tarifa a algún paramilitar; y de eso se valió la “peluconería” colombiana para acusar a las FARC de “narcotraficantes” cuando esa labor estaba a cargo de sus AUC (Autodefensas de Colombia) ya que ellos tenían los contactos y los medios suficientes para ese tráfico; un tráfico que es directamente con el gran imperio (la principal plaza) y los imperitos. Pero, bueno, las FARC se llevaron el sanbenito de “narcotraficantes” y de terroristas, calificativos que la gran prensa sipiana y sus muchachos se han encargado de propagar en el mundo entero.
Especialmente, en lo social, el mundo da las vueltas. Y las vueltas, acaban de determinar que un viejo dirigente, el señor Petro, de lo que hace años fue el M-19 (una de las guerrillas colombianas que se difundió en partido político legal) haya ganado ampliamente la Alcaldía de Bogotá. Es decir, la historia reciente está enseñando que los pueblos ya no quieren violencia y que están dispuestos a entregar las funciones esenciales de un estado a los nuevos líderes de una izquierda que ya no es escolástica. Quizá el ejemplo más cercano esté precisamente en la experiencia de Hugo Chávez, el gobernante venezolano que quiere construir un socialismo siglo 21 muy diferente al que quisieran los viejos marxistas; y los nuevos también. Y algo de esta experiencia la está dando Rafael Correa, Evo Morales, en Ecuador y Colombia. Y doña Cristina Fernández y don Daniel Ortega, no solo que acaban de dar sendas palizas a sus contendores neoliberales, sino que promueven algo parecido.
Valga la obligada referencia, para destacar, una vez más, que la gran prensa sipiana (De la SIP-CIA) por lo menos de América Latina, es la vanguardia del sistema imperante. Por ese mismo domingo (noviembre 6/2011) los guatemaltecos eligieron, en segunda vuelta (balotaje, que llaman los argentinos) a quien será Presidente de ese país en el próximo periodo. Resultó electo el coronel Pérez (un gorila de la derecha centroamericana) con un 55.5%, frente al otro candidato, que era un pelucón guatemalteco también de extrema derecha. Pero ignoraron (o lo redujeron a su mínima expresión) el triunfo contundente, de primera vuelta, del sandinista Daniel Ortega (66.3 %). Del primer triunfo dijeron que fue contundente (y así fue) pero del otro, dijeron que el candidato perdedor (un señor Galea, radiodifusor) acusaba de fraude y no reconocía el triunfo de Ortega. Y a eso le dieron “gran importancia”
Pero no todo es malo. La gran prensa sipiana le dedicó (post morten) páginas al guerrillero asesinado en las selvas colombianas. Desde luego, le declararon “intelectual” metido a guerrillero; y por lo tanto a “terrorista autor de cerca de 100 atentados.” Y a mi me da la impresión que la gran peluconería mundial se ha reservado el derecho a juzgar y condenar a sus “enemigos” tengan o no razón. Ya hemos visto cómo Sadan Hussein fue ahorcado (¿) y a Bin Laden dijeron que lo mataron en Pakistán y que su cuerpo fue arrojdo al mar. Y todos vimos lo que hicieron los llamados “rebeldes” (hoy se sabe que eran mercenarios que hablaban español) a Gadafi, por haber resistido a la invasión de la OTAN. No será que nuestras oligarquías también se han arrogado este derecho, que es nada menos y nada más que parte sustancial de la Carta de las Naciones Unidas: el derecho a tener un juicio justo; no a que le maten sin más y a que sus mandantes (por lo menos mentales) lo celebren. ¿Y esos se llaman cristianos?
Publicado por ARGENPRESS
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