Conversamos con Rober
Salas, maestro y miembro del Colectivo Brumaria. Para hacer la introducción al
programa de hoy, me resultaría muy fácil recurrir al lugar común de la famosa
frase de Bertolt Brech, aquella que dice que "hay hombres que luchan un
día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan
muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son
imprescindibles". Lo que ocurre es que se me queda en nada repetir esto,
cuando me voy a referir a David Luque Navarro, a sus hermanos Iván y Dani y por
supuesto a sus padres, Miguel y Mari Lola. Ellos, explican de por sí el
privilegio de ser imprescindibles, porque otra realidad evidencia que hay
personas con talento, dedicación, que con capacidad y esfuerzo hacen que las
cosas más difíciles adquieran sencillez, gente valiosa que no se desmorona ni
se rinde ante la dificultad o un problema, gente que en definitiva nos facilita
el camino y nos abre todas las puertas. Estos seres humanos, ellos y ella, son
los extraordinarios, los maravillosos, los anhelados. Pero voy más allá, no
quiero equivocarme diciendo que sólo son los imprescindibles, porque son los
mejores, son quienes nos dejan marcadas con recuerdos imborrables. Quienes
acarician, consuelan, alientan y nos ofrecen amor, esperanza y multitud de
sensaciones trascendentales. Por eso es que son más que imprescindibles, son
esenciales, como dice la compañera Sonia Viéitez.
Tuve la suerte de
encontrarme en el camino de la vida con David Luque, una persona que con tan
solo decir una palabra me desestabilizaba positivamente. Tan sólo con decirme
"¡Ayyy nena!", ya conseguía ilusionarme porque era una persona que
siempre sonreía y nos-me contagiaba felicidad. Siempre inventaba sueños y
utopías para regalarnos el nuestro y que cuando nos bombardeaba con su
solidaridad, con saber estar, se nos quedaba conmocionada el alma. Con un solo
abrazo de David, borraba nuestra soledad de un golpe... y a cambio se quedaba
con su soledad como si nada. David no reemplazaba lo que sobraba con lo que
faltaba. David ingenuo, feliz, humilde, entusiasta, travieso, eliminando
obstáculos por un camino libre de piedras para llegar de manera auténtica al
corazón de todo el mundo. Un lujo a la vuelta de la esquina o al otro lado del
teléfono, que siempre estaba dispuesto para posicionarse ante las situaciones y
para ubicarse a nuestro alcance. Personas en definitiva inmensamente
necesarias, irreemplazables, que por su magia se han convertido en
imprescindibles, aunque ya no estén con nosotros, aunque ya no esté conmigo.
Todo ello acompañado de excelente música.
Para escuchar el programa de radio, solo tendrás que pinchar en este enlace o en la columna de la derecha, en el ivoox de Clandestino.