Portada de La Alternativa. Chile (2007)
Imagen de Campaña de la Red Latinoamericana Contra Represas y por los Ríos, sus Comunidades y el Agua REDLAR
12 de Octubre. Día de la Resistencia Indígena.
María González. Colombia, 2007.
Cartel de Madrid Antirracista
“508 años no silencian el pasado” (2000) Acrílico sobre tela. Artista: Pescador (Chile). |
Diferentes movimientos y organizaciones sociales en el mundo entero, convocaron en el año 2008 a una manifestación el 12 de Octubre contra el “día de la raza” o “día de la hispanidad”, porque no hay ¡nada que celebrar!. La masacre continúa. Por la autodeterminación y la convivencia de los pueblos.
Nada que celebrar... ¿Hasta cuándo los horrores se seguirán llamando errores?
-Eduardo Galeano
-Eduardo Galeano
Del libro “Ser como ellos y otros artículos“
Eduardo Galeano
Siglo XXI Editores. México, 1992
Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron:
“Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
colonialismo
El Descubrimiento: el 12 de octubre de 1492, América descubrió el capitalismo. Cristóbal Colón, financiado por los reyes de España y los banqueros de Génova, trajo la novedad a las islas del mar Caribe.
En su diario del Descubrimiento, el almirante escribió 139 veces la palabra oro y 51 veces la palabra Dios o Nuestro Señor. Él no podía cansar los ojos de ver tanta lindeza en aquellas playas, y el 27 de noviembre profetizó: Tendrá toda la cristiandad negocio en ellas. Y en eso no se equivocó.
Colón creyó que Haití era Japón y que Cuba era China, y creyó que los habitantes de China y Japón eran indios de la India; pero en eso no se equivocó.
Al cabo de cinco siglos de negocio de toda la cristiandad, ha sido aniquilada una tercera parte de las selvas americanas, está yerma mucha tierra que fue fértil y más de la mitad de la población come salteado.
Los indios, víctimas del más gigantesco despojo de la historia universal, siguen sufriendo la usurpación de los últimos restos de sus tierras, y siguen condenados a la negación de su identidad diferente. Se les sigue prohibiendo vivir a su modo y manera, se les sigue negando el derecho de ser.
Al principio, el saqueo y el otrocidio fueron ejecutados en nombre del Dios de los cielos. Ahora se cumplen en nombre del dios del Progreso. Sin embargo, en esa identidad prohibida y despreciada fulguran todavía algunas claves de otra América posible.
América, ciega de racismo, no las ve.
El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón escribió en su diario que él quería llevarse algunos indios a España para que aprendan a hablar (”que deprendan fablar”). Cinco siglos después, el 12 de octubre de 1989, en una corte de justicia de los Estados Unidos, un indio mixteco fue considerado retardado mental (”mentally retarded”) porque no hablaba correctamente la lengua castellana. Ladislao Pastrana, mexicano de Oaxaca, bracero ilegal en los campos de California, iba a ser encerrado de por vida en un asilo público. Pastrana no se entendía con la intérprete española y el psicólogo diagnosticó un claro déficit intelectual. Finalmente, los antropólogos aclararon la situación: Pastrana se expresaba perfectamente en su lengua, la lengua mixteca, que hablan los indios herederos de una alta cultura que tiene más de dos mil años de antigüedad.
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El Paraguay habla guaraní. Un caso único en la historia universal: la lengua de los indios, lengua de los vencidos, es el idioma nacional unánime. Y sin embargo, la mayoría de los paraguayos opina, según las encuestas, que quienes no entienden español son como animales.
De cada dos peruanos, uno es indio, y la Constitución de Perú dice que el quechua es un idioma tan oficial como el español. La Constitución lo dice, pero la realidad no lo oye. El Perú trata a los indios como África del Sur trata a los negros. El español es el único idioma que se enseña en las escuelas y el único que entienden los jueces y los policías y los funcionarios. (El español no es el único idioma de la televisión, porque la televisión también habla inglés.)
Hace cinco años, los funcionarios del Registro Civil de las Personas, en la ciudad de Buenos Aires, se negaron a inscribir el nacimiento de un niño. Los padres, indígenas de la provincia de Jujuy, querían que su hijo se llamara Qori Wamancha, un nombre de su lengua. El Registro argentino no lo aceptó por ser nombre extranjero.
Los indios de las Américas viven exiliados en su propia tierra. El lenguaje no es una señal de identidad, sino una marca de maldición. No los distingue: los delata. Cuando un indio renuncia a su lengua, empieza a civilizarse. ¿Empieza a civilizarse o empieza a suicidarse?
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Cuando yo era niño, en las escuelas del Uruguay nos enseñaban que el país se había salvado del problema indígena gracias a los generales que en el siglo pasado exterminaron a los últimos charrúas.
El problema indígena: los primeros americanos, los verdaderos descubridores de América, son un problema. Y para que el problema deje de ser un problema, es preciso que los indios dejen de ser indios. Borrarlos del mapa o borrarles el alma, aniquilarlos o asimilarlos: el genocidio o el otrocidio.
En diciembre de 1976, el ministro del Interior del Brasil anunció, triunfal, que el problema indígena quedará completamente resuelto al final del siglo veinte: todos los indios estarán, para entonces, debidamente integrados a la sociedad brasileña, y ya no serán indios. El ministro explicó que el organismo oficialmente destinado a su protección (FUNAI, Fundacao Nacional do Indio) se encargará de civilizarlos, o sea: se encargará de desaparecerlos. Las balas, la dinamita, las ofrendas de comida envenenada, la contaminación de los ríos, la devastación de los bosques y la difusión de virus y bacterias desconocidos por los indios, han acompañado la invasión de la Amazonia por las empresas ansiosas de minerales y madera y todo lo demás.
Pero la larga y feroz embestida no ha bastado. La domesticación de los indios sobrevivientes, que los rescata de la barbarie, es también un arma imprescindible para despejar de obstáculos el camino de la conquista.
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Matar al indio y salvar al hombre, aconsejaba el piadoso coronel norteamericano Henry Pratt. Y muchos años después, el novelista peruano Mario Vargas Llosa explica que no hay más remedio que modernizar a los indios, aunque haya que sacrificar sus culturas, para salvarlos del hambre y la miseria.
La salvación condena a los indios a trabajar de sol a sol en minas y plantaciones, a cambio de jornales que no alcanzan para comprar una lata de comida para perros. Salvar a los indios también consiste en romper sus refugios comunitarios y arrojarlos a las canteras de mano de obra barata en
la violenta intemperie de las ciudades, donde cambian de lengua y de nombre y de vestido y terminan siendo mendigos y borrachos y putas de burdel. O salvar a los indios consiste en ponerles uniforme y mandarlos, fusil al hombro, a matar a otros indios o a morir defendiendo al sistema que los niega. Al fin y al cabo, los indios son buena carne de cañón: de los 25 mil indios norteamericanos enviados a la segunda guerra mundial, murieron 10 mil.
El 16 de diciembre de 1492, Colón lo había anunciado en su diario: los indios sirven para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo que fuere menester y que hagan villas y se enseñen a andar vestidos y a nuestras costumbres. Secuestro de los brazos, robo del alma: para nombrar esta operación, en toda América se usa, desde los tiempos coloniales, el verbo reducir. El indio salvado es el indio reducido. Se reduce hasta desaparecer: vaciado de sí, es un no-indio, y es nadie.
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El shamán de los indios chamacocos, de Paraguay, canta a las estrellas, a las arañas y a la loca Totila, que deambula por los bosques y llora. Y canta lo que le cuenta el martín pescador:
- No sufras hambre, no sufras sed. Súbete a mis alas y comeremos peces del río y beberemos el viento.
Y canta lo que le cuenta la neblina:
- Vengo a cortar la helada, para que tu pueblo no sufra frío.
Y canta lo que le cuentan los caballos del cielo:
- Ensíllanos y vamos en busca de la lluvia.
Pero los misioneros de una secta evangélica han obligado al chamán a dejar sus plumas y sus sonajas y sus cánticos, por ser cosas del Diablo; y él ya no puede curar las mordeduras de víboras, ni traer la lluvia en tiempos de sequía, ni volar sobre la tierra para cantar lo que ve. En una entrevista con Ticio Escobar, el shamán dice: Dejo de cantar y me enfermo. Mis sueños no saben adónde ir y me atormentan. Estoy viejo, estoy lastimado. Al final, ¿de qué me sirve renegar de lo mío?
El shamán lo dice en 1986. En 1614, el arzobispo de Lima había mandado quemar todas las quenas y demás instrumentos de música de los indios, y había prohibido todas sus danzas y cantos y ceremonias para que el demonio no pueda continuar ejerciendo sus engaños. Y en 1625, el oidor de la Real Audiencia de Guatemala había prohibido las danzas y cantos y ceremonias de los indios, bajo pena de cien azotes, porque en ellas tienen pacto con los demonios.
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Para despojar a las indias y a los indios de su libertad y de sus bienes, pero no de sus males, se despoja a los indios de sus símbolos de identidad. Se les prohíbe cantar y danzar y soñar a sus dioses, aunque ellos habían sido por sus dioses cantados y danzados y soñados en el lejano día de la Creación. Desde los frailes y funcionarios del reino colonial, hasta los misioneros de las sectas norteamericanas que hoy proliferan en América Latina, se crucifica a los indios en nombre de Cristo: para salvarlos del infierno, hay que evangelizar a los paganos idólatras. Se usa al Dios de los cristianos como coartada para el saqueo.
El arzobispo Desmond Tutu se refiere al África, pero también vale para América:
- Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron:
“Cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia.
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Los doctores del Estado moderno, en cambio, prefieren la coartada de la ilustración: para salvarlos de las tinieblas, hay que civilizar a los bárbaros ignorantes. Antes y ahora, el racismo convierte al despojo colonial en un acto de justicia. El colonizado es un sub-hombre, capaz de superstición pero incapaz de religión, capaz de folclore pero incapaz de cultura: el sub-hombre merece trato subhumano, y su escaso valor corresponde al bajo precio de los frutos de su trabajo. El racismo legitima la rapiña colonial y neocolonial, todo a lo largo de los siglos y de los diversos niveles de sus humillaciones sucesivas.
América Latina trata a sus indios como las grandes potencias tratan a América Latina.
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Gabriel René-Moreno fue el más prestigioso historiador boliviano del siglo pasado. Una de las universidades de Bolivia lleva su nombre en nuestros días. Este prócer de la cultura nacional creía que los indios son asnos, que generan mulos cuando se cruzan con la raza blanca. Él había pesado el cerebro indígena y el cerebro mestizo, que según su balanza pesaban entre cinco, siete y diez onzas menos que el cerebro de raza blanca, y por tanto los consideraba celularmente incapaces de concebir la libertad republicana.
El peruano Ricardo Palma, contemporáneo y colega de Gabriel René-Moreno, escribió que los indios son una raza abyecta y degenerada. Y el argentino Domingo Faustino Sarmiento elogiaba así la larga lucha de los indios araucanos por su libertad: Son más indómitos, lo que quiere decir: animales más reacios, menos aptos para la Civilización y la asimilación europea.
El más feroz racismo de la historia latinoamericana se encuentra en las palabras de los intelectuales más célebres y celebrados de fines del siglo diecinueve y en los actos de los políticos liberales que fundaron el Estado moderno. A veces, ellos eran indios de origen, como Porfirio Díaz, autor de la modernización capitalista de México, que prohibió a los indios caminar por las calles principales y sentarse en las plazas públicas si no cambiaban los calzones de algodón por el pantalón europeo y los huaraches por zapatos.
Eran los tiempos de la articulación al mercado mundial regido por el Imperio Británico, y el desprecio científico por los indios otorgaba impunidad al robo de sus tierras y de sus brazos.
El mercado exigía café, pongamos el caso, y el café exigía más tierras y más brazos. Entonces, pongamos por caso, el presidente liberal de Guatemala, Justo Rufino Barrios, hombre de progreso, restablecía el trabajo forzado de la época colonial y regalaba a sus amigos tierras de indios y peones indios en cantidad.
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El racismo se expresa con más ciega ferocidad en países como Guatemala, donde los indios siguen siendo porfiada mayoría a pesar de las frecuentes oleadas exterminadoras. En nuestros días, no hay mano de obra peor pagada: los indios mayas reciben 65 centavos de dólar por cortar un quintal de café o de algodón o una tonelada de caña. Los indios no pueden ni plantar maíz sin permiso militar y no pueden moverse sin permiso de trabajo. El ejército organiza el reclutamiento masivo de brazos para las siembras y cosechas de exportación.
En las plantaciones, se usan pesticidas cincuenta veces más tóxicos que el máximo tolerable; la leche de las madres es la más contaminada del mundo occidental. Rigoberta Menchú: su hermano menor, Felipe, y su mejor amiga, María, murieron en la infancia, por causa de los pesticidas rociados desde las avionetas. Felipe murió trabajando en el café. María, en el algodón. A machete y bala, el ejército acabó después con todo el resto de la familia de Rigoberta y con todos los demás miembros de su comunidad. Ella sobrevivió para contarlo.
Con alegre impunidad, se reconoce oficialmente que han sido borradas del mapa 440 aldeas indígenas entre 1981 y 1983, a lo largo de una campaña de aniquilación más extensa, que asesinó o desapareció a muchos miles de hombres y de mujeres. La limpieza de la sierra, plan de tierra arrasada, cobró también las vidas de una incontable cantidad de niños. Los militares guatemaltecos tienen la certeza de que el vicio de la rebelión se transmite por los genes.
Una raza inferior, condenada al vicio y a la holgazanería, incapaz de orden y progreso, ¿merece mejor suerte? La violencia institucional, el terrorismo de Estado, se ocupa de despejar las dudas. Los conquistadores ya no usan caparazones de hierro, sino que visten uniformes de la guerra de Vietnam. Y no tienen piel blanca: son mestizos avergonzados de su sangre o indios enrolados a la fuerza y obligados a cometer crímenes que los suicidan.
Guatemala desprecia a los indios, Guatemala se auto desprecia. Esta raza inferior había descubierto la cifra cero, mil años antes de que los matemáticos europeos supieran que existía. Y habían conocido la edad del universo, con asombrosa precisión, mil años antes que los astrónomos de nuestro tiempo.
Los mayas siguen siendo viajeros del tiempo: ¿Qué es un hombre en el camino? Tiempo.
Ellos ignoraban que el tiempo es dinero, como nos reveló Henry Ford. El tiempo, fundador del espacio, les parece sagrado, como sagrados son su hija, la tierra, y su hijo, el ser humano: como la tierra, como la gente, el tiempo no se puede comprar ni vender. La Civilización sigue haciendo lo posible por sacarlos del error.
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¿Civilización? La historia cambia según la voz que la cuenta. En América, en Europa o en cualquier otra parte. Lo que para los romanos fue la invasión de los bárbaros, para los alemanes fue la emigración al sur.
No es la voz de los indios la que ha contado, hasta ahora, la historia de América. En las vísperas de la conquista española, un profeta maya, que fue boca de los dioses, había anunciado: Al terminar la codicia, se desatará la cara, se desatarán las manos, se desatarán los pies del mundo. Y cuando se desate la boca, ¿qué dirá? ¿Qué dirá la otra voz, la jamás escuchada? Desde el punto de vista de los vencedores, que hasta ahora ha sido el punto de vista único, las costumbres de los indios han confirmado siempre su posesión demoníaca o su inferioridad biológica. Así fue desde los primeros tiempos de la vida colonial:
¿Se suicidan los indios de las islas del mar Caribe, por negarse al trabajo esclavo? Porque son holgazanes.
¿Andan desnudos, como si todo el cuerpo fuera cara? Porque los salvajes no tienen vergüenza.
¿Ignoran el derecho de propiedad, y comparten todo, y carecen de afán de riqueza? Porque son más parientes del mono que del hombre.
¿Se bañan con sospechosa frecuencia? Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma, que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
¿Jamás golpean a los niños, y los dejan andar libres? Porque son incapaces de castigo ni doctrina.
¿Creen en los sueños, y obedecen a sus voces? Por influencia de Satán o por pura estupidez.
¿Comen cuando tienen hambre, y no cuando es hora de comer? Porque son incapaces de dominar sus instintos.
¿Aman cuando sienten deseo? Porque el demonio los induce a repetir el pecado original.
¿Es libre la homosexualidad? ¿La virginidad no tiene importancia alguna? Porque viven en la antesala del infierno.
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En 1523, el cacique Nicaragua preguntó a los conquistadores:
- Y al rey de ustedes, ¿quién lo eligió?
El cacique había sido elegido por los ancianos de las comunidades. ¿Había sido el rey de Castilla elegido por los ancianos de sus comunidades? La América precolombina era vasta y diversa, y contenía modos de democracia que Europa no supo ver, y que el mundo ignora todavía. Reducir la realidad indígena americana al despotismo de los emperadores incas, o a las prácticas sanguinarias de la dinastía azteca, equivale a reducir la realidad de la Europa renacentista a la tiranía de sus monarcas o a las siniestras ceremonias de la Inquisición.
En la tradición guaraní, por ejemplo, los caciques se eligen en asambleas de hombres y mujeres -y las asambleas los destituyen si no cumplen el mandato colectivo. En la tradición iroquesa, hombres y mujeres gobiernan en pie de igualdad. Los jefes son hombres; pero son las mujeres quienes los ponen y deponen y ellas tienen poder de decisión, desde el Consejo de Matronas, sobre muchos asuntos fundamentales de la confederación entera. Allá por el año 1600, cuando los hombres iroqueses se lanzaron a guerrear por su cuenta, las mujeres hicieron huelga de amores. Y al poco tiempo los hombres, obligados a dormir solos, se sometieron al gobierno compartido.
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En 1919, el jefe militar de Panamá en las islas de San Blas, anunció su triunfo:
- Las indias kunas ya no vestirán molas, sino vestidos civilizados.
Y anunció que las indias nunca se pintarían la nariz sino las mejillas, como debe ser, y que nunca más llevarían aros en la nariz, sino en las orejas.
Como debe ser.
Setenta años después de aquel canto de gallo, las indias kunas de nuestros días siguen luciendo sus aros de oro en la nariz pintada, y siguen vistiendo sus molas, hechas de muchas telas de colores que se cruzan con siempre asombrosa capacidad de imaginación y de belleza: visten sus molas en la vida y con ella se hunden en la tierra, cuando llega la muerte.
En 1989, en vísperas de la invasión norteamericana, el general Manuel Noriega aseguró que Panamá era un país respetuoso de los derechos humanos:
- No somos una tribu -aseguró el general.
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Las técnicas arcaicas, en manos de las comunidades, habían hecho fértiles los desiertos en la cordillera de los Andes. Las tecnologías modernas, en manos del latifundio privado de exportación, están convirtiendo en desiertos las tierras fértiles en los Andes y en todas partes.
Resultaría absurdo retroceder cinco siglos en las técnicas de producción; pero no menos absurdo es ignorar las catástrofes de un sistema que exprime al hombre y arrasa los bosques y viola la tierra y envenena los ríos para arrancar la mayor ganancia en el plazo menor. ¿No es absurdo sacrificar a la
naturaleza y a la gente en los altares del mercado internacional? En ese absurdo vivimos; y lo aceptamos como si fuera nuestro único destino posible.
Las llamadas culturas primitivas resultan todavía peligrosas porque no han perdido el sentido común. Sentido común es también, por extensión natural, sentido comunitarios. Si pertenece a todos el aire, ¿por qué ha de tener dueño la tierra? Si desde la tierra venimos, y hacia la tierra vamos, ¿acaso no nos mata cualquier crimen que contra la tierra se comete? La tierra es cuna y sepultura, madre y compañera. Se le ofrece el primer trago y el primer bocado; se le da descanso, se la protege de la erosión. El sistema desprecia lo que ignora, porque ignora lo que teme conocer. El racismo estambién una máscara del miedo.
¿Qué sabemos de las culturas indígenas? Lo que nos han contado las películas del Far West. Y de las culturas africanas, ¿qué sabemos? Lo que nos ha contado el profesor Tarzán, que nunca estuvo.
Dice un poeta del interior de Bahía: Primero me robaron del África. Después robaron el África de mi. La memoria de América ha sido mutilada por el racismo. Seguimos actuando como si fuéramos hijos de Europa, y de nadie más.
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A fines del siglo pasado, un médico inglés, John Down, identificó el síndrome que hoy lleva su nombre. Él creyó que la alteración de los cromosomas implicaba un regreso a las razas inferiores, que generaba mongolian idiots, negroid idiots y aztec idiots.
Simultáneamente, un médico italiano, Cesare Lombrosos, atribuyó al criminal nato los rasgos físicos de los negros y de los indios.
Por entonces, cobró base científica la sospecha de que los indios y los negros son proclives, por naturaleza, al crimen y a la debilidad mental. Los indios y los negros, tradicionales instrumentos de trabajo, vienen siendo también desde entonces, objetos de ciencia.
En la misma época de Lombroso y Down, un médico brasileño, Raimundo Nina Rodrigues, se puso a estudiar el problema negro. Nina Rodrigues, que era mulato, llegó a la conclusión de que la mezcla de sangres perpetúa los caracteres de las razas inferiores, y que por tanto la raza negra en el Brasil ha de constituir siempre uno de los factores de nuestra inferioridad como pueblo. Este médico psiquiatra fue el primer investigador de la cultura brasileña de origen africano. La estudió como caso clínico: las religiones negras, como patología; los trances, como manifestaciones de histeria. Poco después, un médico argentino, el socialista José Ingenieros, escribió que los negros, oprobiosa escoria de la raza humana, están más próximos de los monos antropoides que de los blancos civilizados. Y para demostrar su irremediable inferioridad, Ingenieros comprobaba: Los negros no tienen ideas religiosas.
En realidad, las ideas religiosas habían atravesado la mar, junto a los esclavos, en los navíos negreros. Una prueba de obstinación de la dignidad humana: a las costas americanas solamente llegaron los dioses del amor y de la guerra. En cambio, los dioses de la fecundidad, que hubieran multiplicado las cosechas y los esclavos del amo, se cayeron al agua.
Los dioses peleones y enamorados que completaron la travesía, tuvieron que disfrazarse de santos blancos, para sobrevivir y ayudar a sobrevivir a los millones de hombres y mujeres violentamente arrancados del África y vendidos como cosas. Ogum, dios del hierro, se hizo pasar por san Jorge o san Antonio o san Miguel, Shangó, con todos sus truenos y sus fuegos, se convirtió en santa Bárbara. Obatalá fue Jesucristo y Oshún, la divinidad de las aguas dulces, fue la Virgen de la Candelaria…
Dioses prohibidos. En las colonias españolas y portuguesas y en todas las demás: en las islas inglesas del Caribe, después de la abolición de la esclavitud se siguió prohibiendo tocar tambores o sonar vientos al modo africano, y se siguió penando con cárcel la simple tenencia de una imagen de
cualquier dios africano. Dioses prohibidos, porque peligrosamente exaltan las pasiones humanas, y en ellas encarnan. Nietzsche dijo una vez:
- Yo sólo podría creer en un dios que sepa danzar.
Como José Ingenieros, Nietzsche no conocía a los dioses africanos. Si los hubiera conocido, quizá hubiera creído en ellos. Y quizá hubiera cambiado algunas de sus ideas. José Ingenieros, quién sabe.
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La piel oscura delata incorregibles defectos de fábrica. Así, la tremenda desigualdad social, que es también racial, encuentra su coartada en las taras hereditarias. Lo había observado Humboldt hace doscientos años, y en toda América sigue siendo así: la pirámide de las clases sociales es oscura en la base y clara en la cúspide. En el Brasil, por ejemplo, la democracia racial consiste en que los más blancos están arriba y los más negros abajo.
James Baldwin, sobre los negros en Estados Unidos:
- Cuando dejamos Mississipi y vinimos al Norte, no encontramos la libertad. Encontramos los peores lugares en el mercado de trabajo; y en ellos estamos todavía.
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Un indio del Norte argentino, Asunción Ontíveros Yulquila, evoca hoy el trauma que marcó su infancia:
- Las personas buenas y lindas eran las que se parecían a Jesús y a la Virgen. Pero mi padre y mi madre no se parecían para nada a las imágenes de Jesús y la Virgen María que yo veía en la iglesia de Abra Pampa.
La cara propia es un error de la naturaleza. La cultura propia, una prueba de ignorancia o una culpa que expiar. Civilizar es corregir.
* * *
El fatalismo biológico, estigma de las razas inferiores congénitamente condenadas a la indolencia y a la violencia y a la miseria, no sólo nos impide ver las causas reales de nuestra desventura histórica. Además, el racismo nos impide conocer, o reconocer, ciertos valores fundamentales que las culturas despreciadas han podido milagrosamente perpetuar y que en ellas encarnan todavía, mal que bien, a pesar de los siglos de persecución, humillación y degradación. Esos valores fundamentales no son objetos de museo. Son factores de historia, imprescindibles para nuestra imprescindible invención de una América sin mandones ni mandados. Esos valores acusan al sistema que los niega.
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Hace algún tiempo, el sacerdote español Ignacio Ellacuría me dijo que le resultaba absurdo eso del Descubrimiento de América. El opresor es incapaz de descubrir, me dijo:
- Es el oprimido el que descubre al opresor.
Él creía que el opresor ni siquiera puede descubrirse a sí mismo. La verdadera realidad del opresor sólo se puede ver desde el oprimido. Ignacio Ellacuría fue acribillado a balazos, por creer en esa imperdonable capacidad de revelación y por compartir los riesgos de la fe en su poder de profecía.
¿Lo asesinaron los militares de El Salvador, o lo asesinó un sistema que no puede tolerar la mirada que lo delata?
¿Hay algo que celebrar? – me pregunto – mientras recuerdo la tinta impresa, que la pluma de Tariq Alí dejara grabada en su obra “A la sombra del Granado”: la reflexión y el preludio de lo que ocurriría después.Con Al Andalus, el “Engendro” despertaría; y en América se perfeccionaría.
Dice así:
“…Veinte años después, el vencedor de al-Hudayl, ahora en pleno esplendor y considerado como uno de los más experimentados jefes militares del reino católico de España, descendió de su barco en una costa a muchas millas de su tierra natal. Se sujetó la correa del viejo casco, que nunca había querido cambiar pese a que le habían regalado otros dos de plata maciza. El color rojo de la barba que lucía ahora era motivo de innumerables burlas insolentes. Sus dos ayudantes, ya capitanes, lo habían acompañado en aquella misión.
La expedición viajó durante semanas a través de pantanos y bosques tupidos.
Cuando por fin llegaron a su destino, el capitán fue recibido por embajadores del soberano local, ataviados con ropajes de extraordinarios colores. Tras intercambiar obsequios, el capitán fue conducido al palacio del rey.
La ciudad estaba construida sobre el agua y superaba cualquier sueño que hubiera podido tener el capitán. La gente se trasladaba en barco de una parte a otra de la ciudad.
-¿Sabe cómo se llama este asombroso lugar? -preguntó a su ayudante en el barco que los conducía hacia el palacio.
-La ciudad se llama Tenochtitlán, y su rey, Moctezuma.
-Es evidente que se emplearon grandes riquezas en su construcción -dijo el capitán.
-Esta es una nación muy rica, capitán Cortés -le respondieron.
El capitán sonrió. “
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
PIDAMOS LA PROHIBICIÓN DE LA FIESTA COLONIAL Y RACISTA "DE LA HISPANIDAD" O "DE LA RAZA" (COMO SE HA LLAMADO TRADICIONALMENTE)
Asamblea Universal de las Migraciones
Martes, 11 de octubre de 2011
Tolerancia -típicamente española- en sus documentos originales e irrebatibles.
¿Cómo fué lo de "la conquista de América"?
Sobre este tema, la verdad es que la mayoría de datos están perdidos. Durante los Austrias la censura de libros era muy estricta, con confiscación sistemática de libros prohibidos (Syllabus, que incluía la Biblia –salvo permiso especial-, el Corán, libros judios, o los que hablaban de protestantismo, de nueva astrología y ciencia, de América, etc.). La impresión o tenencia de libros prohibidos podía castigarse con pena de hoguera en plaza pública y confiscación de bienes.
Cada barco que salía o volvía a la Península (sólo podían desembarcar en Cadiz o Sevilla, que tenían el monopolio americano) era estrictamente registrado por hombres del rey o de la Inquisición. Los libros más requisados y perseguidos eran precisamente los que daban cuenta de lo que sucedía en America. La marquesa de Medinasidonia o Jordi Bilbeny tienen información sobre estos temas de la "reescritura de la Historia" (hispánica y americana).
Pero como botón de muestra, he aquí algunas citas significativas de por donde fueron los tiros:
EL GRAN GENOCIDIO AMERICANO:
“Yo os certifico que, Dios mediante, entraremos a la fuerza a vuestro pais y os haremos la guerra....y os sujetaremos al yugo y obediencia de la Iglesia.....y le haremos todo el daño que podamos, como a vasallos que no obedecen y rehusan a recibir a su Señor y lo resisten y contradicen” (“Requerimiento” de los conquistadores castellanos contra los indios durante los Austrias).
En la Española (Haiti y Rep. Dominicana) los Arawks muertos llegaron a 50,000 y pocos años despues de la llegada de Colon los pacificos habitantes de esta isla paradisiaca habian sido completamente exterminados. [SH204]
Los sobrevivientes fueron victimas de violaciones, asesinatos o cayeron en la esclavitud española.
Los culpables escriben: Murieron tantos indios que no podian ser contados, por todas partes habian indios muertos. El olor era horrible y pestilente. [SH69]
El jefe indio Hatuey escapo con su gente pero fue capturado y quemado vivo. Mientras "lo ataban a la estaca, un fraile Franciscano lo exhorto a tomar a Jesus en su corazon, asi su alma podia ir al cielo, y no al infierno. Hatuey contesto: si el cielo es donde van los cristianos perfiero ir al infierno. [SH70]
Lo que le ocurrio al pueblo de Hatuey es descrito por un testigo ocular asi: "Los españoles encontraban placer en inventar todo tipo de crueldades extrañas ... construyeron una horca larga, lo suficientemente larga como para que los dedos de los pies pudieran tocar el piso como para que no se ahorcaran completamente y colgaban trece nativos a la vez en honor a Cristo Nuestro Salvador y los doce Apostoles; y despues envolvian los cuerpos destrozados en paja, para luego ser quemados.
O en otra ocasión: "Los españoles le cortaban el brazo a uno, los muslos a otro, y a otros la cabeza de un tajo, como carniceros cortando la carne y despostando para el mercado. Seiscientos, incluyendo el cacique, fueron muertos de esta forma como si fueran bestias brutas....Vasco (de Balboa) ordenó que cuarenta de ellos fueran destrozados por perros." [SH83]
Cuba: La "poblacion de la isla, la cual llegaba a los ocho millones, cuando llego Colon en el 1492, declino a un tercio o la mitad antes de que el año 1496 hubiese terminado." Eventualmente todos los nativos de la isla fueron exterminados, entonces los españoles fueron "forzados" a importar esclavos de otras islas del Caribe, quienes en poco tiempo corrieron la misma suerte. De esta forma los "millones de habitantes nativos del Caribe fueron efectivamente liquidados en poco menos de 25 años". [SH72-73] "En menos de lo que vive un ser humano, una cultura entera de millones de personas,los cuales habian habitado sus tierras por miles de años, fueron exterminados." [SH75]
“El rey tiene todo el derecho de enviar sus hombres a las Indias para reclamar ese territorio de estos idólatras, porque él lo recibió del Papa. Si los indios se rehúsan, legalmente puede muy bien combatirlos, matarlos y esclavizarlos, igual que Josué esclavizó a los habitantes de la tierra de Canaán” (Martín Fernández de Encisco, 1470–1528, jurista y geógrafo español).
"Cuando Hernan Cortés entró a la meseta de Anaguaqui, en México, en 1519, habían 23.200.000 habitantes de las diferentes culturas de la región: aztecas, golmecas, toltecas, mayas. En 1593, de los 23.200.000 sólo quedan 1.700.000. No se trata de una leyenda negra: lo que es negro no es la leyenda, son los hechos" ("Cómo celebrar el Quinto Centenario", Leonardo Boff, teólogo perseguido y expulsado por la Curia Vaticana).
"¿Adónde habremos de ir todavia? Somos gente sencilla, somos perecederos, somos mortales, dejadnos, pués morir, dejadnos perecer, pues nuestros dias ya estan muertos” (Anónimo del Tlatelolco, càntico de 1523, México).
“No habia sagrado lenguaje; no había Divina Enseñanza en los sustitutos de los dioses que llegaron aquí. ¡Castrar el sol! Eso vinieron a hacer aquí los extranjeros” Libro de Chilam Balam de Chumayel. Pg. 26.
"Arrancaron nuestros frutos y ramas, quemaron nuestro tronco, pero nuestras raíces no pudieron matar" "Ellos nos enseñaron el miedo, por ellos se marchitaran nuestras flores. Para que la flor de ellos viviera, destruyeron y devoraron la nuestra..." (Popul Vuh, libro maya de crónicas indígenas sobre la conquista castellana, 1532).
El 16 de noviembre de 1532 el Inca Atahualpa es secuestrado por los “cristianos”. El padre Dominico Vicente de Valverde ordena la captura del inca después de rehusarse a aceptar la Biblia y la orden del Papa de Roma de entregar sus tierras a los reyes Católicos. El mismo año los españoles le prometen la libertad a cambio de un cuarto lleno de oro. El rescate mas caro de la historia. Los españoles faltan a su palabra y no lo liberan a pesar del pago.
“Traicioneramente invitado al campo de los españoles, el príncipe Indio Atahualpa se presentó acompañado por su cuerpo de guardia pero desarmado. A una señal dada los españoles se abalanzaron sobre los desprevenidos indios, los masacraron de la forma más horrible, y tomaron posesión de su jefe. Privado de su jefe, el gran ejército que estaba acampado cerca de Cajamarca, no sabiendo qué hacer, se retiró al interior. Como precio de su libertad, el monarca Indio ofreció a sus captores oro suficiente para llenar el cuarto (22 por 17 pies) en el cual era mantenido cautivo. En unos pocos meses la promesa fue cumplida. De acuerdo con Garcilaso de la Vega, se acumuló oro por la cantidad de 4,605,670 ducados (15,000,000 pesos), y Atahualpa pidió su libertad. En esta coyuntura llegó Almagro con soldados para fortalecer su posición, y naturalmente insistió en que ellos también tendrían parte en el botín. Esto fue convenido y después de que la quinta parte, la participación del rey, había sido separada, se hizo una división adecuada del resto, arrojando una porción de $52,000 para cada soldado, aún para aquellos que habían llegado al final. No obstante, Atahualpa fue acusado y ejecutado el 24 de Junio de 1534” (Descripción del engaño de Pizarro al gran inca Atahualpa para apoderarse del Imperio Incaico).
El 26 de Julio de 1533 Atahualpa es forzado a convertirse al cristianismo después de ser condenado a la hoguera por “idolatria” y otros “crímenes”. Su conversión le permite la posibilidad de ser ahorcado en vez de quemado.
Ya el Emperador Carlos I ordena la castellanización lingüística de Amerindia y tiene la osadía de poner por excusa que ni "en la más perfecta lengua de los indios se puede explicar bien con propiedad los Misterios de nuestra Santa Fe Cathólica".
"Convertid el árbol en leña y podrá quemarse a vuestro servicio, pero ya no florecerá ni dará frutos” (Rabindranath Tagore, 1861-1941, filósofo y escritor bengali).
"Tomaban las criaturas de las tetas de las madres por las piernas, y daban de cabeza con ellas en las peñas. Otros daban con ellas en rios por las espaldas, riendo y burlando y cayendo en el agua decían, "bullis cuerpo de tal"; otras criaturas metian en la espada con las madres juntamente, y todos cuantos delante de si hallaban. Hacian unas orcas largas que juntasen casi los piés á la tierra, y de trece en trece, á honor y reverencia de nuestro Redentor y de los doce Apóstoles, poniéndoles leña y fuego los quemaban vivos.»
1542?: "Brevísima relación de la destrucción de las Indias", de Fray Bartolomé de las Casas: "En estas ovejas mansas...entraron los españoles...como lobos e tigres y leones cruelísimos...Y otra cosa no han hecho de 40 años a esta parte, hasta hoy, e hoy en este día lo hacen, sino despedazallas, atallas, angustiallas, afligillas, atormentallas y destruillas...La causa por la que han muerto y destruído (islas y sus indígenas)...por la insaciable codicia e ambición que han tenido".
“(los amerindios:)…y muestran tanto amor que darían los corazones…” “…secavales la leche de las tetas a las mugeres paridas: e assi murieron en breve todas las criaturas. Y por estar los maridos apartados que nunca vian a las mugeres, cesso entre ellos la generacion…” “Que las gentes naturales de todas las partes y cualquiera dellas donde habemos entrado en las Indias tienen derecho adquirido de hacernos guerra justísima y raernos de la haz de la tierra y este derecho les durará hasta el día del juicio” (Fray Bartolomé de las Casas: Memorial de Indias).
"(Los españoles:) Y en verdad son tantas acciones y tan graves y tan inauditas, tan crueles y execrables que no se pueden decir o explicar nunca de una en una, ni enumerar, y, más aún, ni se pueden creer si no se ven con los ojos; lo que oyen decir, por si solo, llena a los oyentes de estupor. ¿Y quien contará de quienes han sido condenados a servidumbre? ¿Qué decir de las propiedades? ¿Qué, del oro y la plata, de todo el paramento y la inmensidad de las riquezas tomadas por la fuerza? ¿Qué, de los dominios, estatutos y honores y dignidades, aun reales, usurpados? ¿Qué, de los vicios, adulterios, estupros, incestos y concubinatos en los cuales se envuelven delante mismo de los infieles sin darles imporancia?. Por lo tanto, en crueldad y actos de violencia e inhumanidad y actos criminales imitan Mahoma y sus sequaces; más aún, los igualan; más aún, los superan. Y, ¡ay!, pese a que a la hora de la muerte llegue (...) ni restituyen ni satisfacen ninguna de las muchas y grandes rapiñas y asaltos, daños y cargas irreparables, sinó que con esta seguridad o, más bien dicho, insensibilidad se van de esta vida como bestias, muriendo en sus pecados..." (pág. 344).
1559: Jaume Rasquin -valenciano hijo de un mercader francés- emprende expedición a Rio de Plata y enrola a más de 100 valencianos (cosa rara que catalanes de lengua fueran a América a estas fechas, pero se trataba del tipoEnrolate en la Legión). Uno de los expedicionarios, castellano, observa que "Todos o los más valencianos que iban en el viaje eran hombres de bando (=bandoleros) y homicidas y fugitivos, ecepto algunos caballeros que iban muy honrados, más al fin son valencianos y de menil condición, porque son de cuadrilla".
“Encontramos un gran número de libros... y ya que no contenían nada sino supersticiones y falsedades del Demonio, los quemamos a todos” [Diego de Landa, obispo católico, en julio de 1562, después de quemar libros de incalculable valor, sobre historia y ciencia maya]
"...siendo por naturaleza siervos, bárbaros, incultos y inhumanos, rechazan el imperio de los más prudentes, poderosos y perfectos, el cual deben admitir para gran beneficio suyo...” (El progenocida Ginés de Sepúlveda escribe en su obra "De las justas causas de la guerra contra los indios", hacia 1563).
"Voy a las montañas a buscar mis hermanos cristos, a los Cristos Crucificados...Que Dios nos libre de los misioneros, porque nos enseñan un Dios cruel y sin piedad" (Felipe Guamán Poma de Ayala, "gran descendiente de los incas", cuando vuelve a Perú tras 40 años de vivir en la Corte, lo encuentra todo destruído por los conquistadores, siempre acababa así sus oraciones: “Que Dios nos libre de los misioneros”).
"Cuando el siglo XVI terminó, 200.000 españoles habían emigrado a las Americas. Ya para ese entonces mas de 60.000.000 nativos habían sido muertos." [SH95]
“Se extingan los diferentes idiomas de que se usa en los mismos dominios y solo se hable el castellano...” (Real Cédula de Carlos III).
“La mita consiste en que todos los pueblos deben dar á las haciendas de su pertenencia un número determinado de Indios para que se empleen en su trabajo, y otro número se asigna á las minas, quando habiéndolas registrado sus dueños han conseguido que se les conceda mita para hacer sus labores con mas conveniencia. Estos Indios deberían hacer mita por solo el tiempo de un año, y concluido restituirse á sus pueblos, porque yendo entonces otros á mudarlos, deberían quedar libres hasta que les volviera á tocar el turno ; pero esta formalidad aunque bien dispuesta por las leyes, no se guarda ya, por lo que lo mismo es para los Indios el trabajar en mita para beneficio del minero ó hacendado, que trabajar en libres para utilidad del Corregidor, pues de ambos modos les es igual la pensión. Todos los corregimientos de la provincia de Quito, y los demás que siguen en las otras provincias del Perú acia el Sur y son de serranía, tienen mita: y todos los de valles hasta las jurisdicciones de Pisco y Nasca no son de mita, por no haber en estos minas de labor, y cultivarse la mayor parte, ó todas las haciendas que corresponden á valles con negros esclavos, pero los que comprehenden parte de serranía, en la extensión de esta hacen mita sus Indios moradores. Supuesta esta advertencia diremos lo que sucede en la provincia de Quilo, y de ello se puede venir en conocimiento de lo que pasa en todas las otras en las que corre una misma paridad ; y para hacerlo con mas formalidad será preciso dividir las haciendas en quatro clases, que serán, 1. Haciendas de sembradío. 2. Estancias de ganado mayor. 3. Rebaños ó líalos de ganado lanas. 4. Obrajes ó fábricas de tela.
En las haciendas de la primera clase gana un Indio mitayo de 14 al 8 pesos al ano, según el parageo corregimiento, y ademas de esto le da la hacienda un pedazo de tierra como de 20 á 30 varas en quadro, para que haga en él una sementera; con esto queda obligado el Indio á trabajar 300 dias en el año, y hacer tarea entera en cada uno, dispensándole los 65 dias restantes por los domingos, y otras fiestas de preceptos, enfermedades ú otro accidente que les estorbe el poder trabajar ; teniendo cuidado los mayordomos de las haciendas de apuntar cada semana los dias que cada Indio ha trabajado para ajustarle la cuenta al cabo del año.....” (Jordi Joan i Santacilia, marino y científico valenciano que envió un extenso memorial al rey sobre los abusos contra los amerindios, s. XVIII).
"La destrucción de la personalidad de un sujeto histórico es un proceso completamente violento que, en general, se realiza por la vía de la aplicación masiva del terror. Esto explica que encontramos básicamente los mismos mecanismos de terror en las colonizaciones que en las prácticas "científicas" de tortura de los actuales regímenes totalitarios..." (Heinz Dieterich, "Emancipación e identidad de América Latina": 1492-1992).
“Por desgracia para niña Pepita llegaron los tiempos en que a los indígenas les pareció muy pesado vivir unidos a una nación que les explotaba dispensándoles el gran favor de tenerlos en perpetua barbarie y comenzó la insurrección a levantar cabeza…” (“La Araña Negra”, 1ª parte, de Vicente Blasco Ibañez, 1867-1928).
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