Ricardo Ferrer Espinosa*
Todos los amigos del Pueblo Saharaui agradecemos la invitación a las Primeras Jornadas Internacionales sobre Genocidios y Crímenes contra la Humanidad. Aquí abrazamos hoy a todas las TRIBUS INSUMISAS, las que no se venden, no se arrodillan y no se rinden.
ES POSIBLE, URGENTE Y NECESARIO APOYAR A LA REPÚBLICA ÁRABE SAHARAUI DEMOCRÁTICA, PARA QUE SEA LIBRE, SIN PEDIR PERMISO A NADIE
Ahora mismo, los habitantes del Sáhara, viven otra oleada de terror a manos del invasor marroquí.
Mientras tanto, las “democracias” de España, Francia, Europa, Estados Unidos, se limitan a “lamentar” los hechos violentos. No señalan a los agresores y en cambio dejan en tela de juicio a las víctimas, sus víctimas.
La ONU emite pomposas palabras escritas, que llama “Resoluciones” de condena a la invasión hecha por la monarquía Alawi.
Pero si nos atenemos a la única realidad de los hechos crudos, tristemente, la ONU juega en el Sáhara el eterno papel que representa en Palestina: hace parte del equipo de carceleros que de vez en cuando reparte cobijas y algunos kilos de alimentos y poco más. Ante la masacre de Saharauis no hemos visto la misma prontitud con la cual desplegaron hace poco sus fuerzas de interposición en el Líbano, para proteger a Israel.
Tampoco hemos visto una actitud firme de la ONU frente a quienes venden armas a los terroristas del gobierno marroquí. Ni siquiera se mencionan las palabras “embargo” o “sanción”. De este lado, España ha violado criminalmente convenios internacionales sobre la venta de armas a países violadores de los derechos humanos. Igualmente ha violado su propio ordenamiento interno.
Se aplica contra el Sáhara la misma impunidad de la cacareada transición Española, que ni ellos mismos se creen.
España también exporta sus armas al Ejército de Colombia pese a la evidencia de una fosa común con más de 2500 cuerpos. Son cuerpos de líderes comunales y familias enteras. Eran personas civiles ajenas a la guerra, víctimas de la violencia oficial. Estas noticias incómodas tampoco llegan a los titulares de la prensa mercenaria.
Mientras los organismos “amigos” aplazan el referemdum libertario, los barcos con bandera de España y Europa faenan en los caladeros del Sáhara ocupado hace 35 años. Mientras arden las Jaimas en Al Aaiún, los socios y accionistas de las empresas pesqueras y otros negocios sacan dividendos sin ser cuestionados. Las bolsas de valores, más que indiferentes ante la infamia, se nutren de ella.
Hago aquí una pregunta oportuna: ¿Cuántas empresas de la “humanitaria” Europa tributan al reino de Marruecos por negocios realizados en suelo invadido?
La tortura y muerte, aplicada de modo masivo contra la población civil parece no afectar el buen ambiente de negocios a los “demócratas” que explotan los fosfatos, minerales y demás recursos naturales, en tierra ajena, invadida, violentada.
De nuevo estamos aquí para señalar la relación directa entre negocios y masacres silenciadas por la prensa. Hemos venido aquí para recordar que el fusilamiento de niños tiene consecuencias mucho más allá de la corta reseña hecha en un telediario.
Sepultar los conflictos ha sido rentable para quienes expoliaron y siguen explotando a los pueblos dominados. Por nuestra exigencia de NO REPETICIÓN, tenemos el enorme reto de romper el cerco informativo: Por eso cada saharaui vive en las voces de quienes estamos en cada manifestación. Seremos las voces de quienes hoy claman en el desierto y piden justicia por los muertos de Gdeim Izik y Al Aaiun.
Otra pregunta oportuna: ¿Son válidos los acuerdos tripartitos de 1975 para el reparto del Sáhara occidental? ¿Desde cuando son legales los pactos de expolio?
Mientras dure, el sufrimiento de todo un pueblo es una afrenta contra toda la humanidad. Quienes nos hicieron la guerra, y la siguen haciendo, son los mismos que nos venden “su” negociación y “su” paz.
Hoy nos hablan sin rubor de negociación y “Justicia transicional” por la cual nos llaman a esperar otros treinta y cinco años, en Colombia, Sáhara y España. No es coincidencia que estos “pacifistas” hablen el mismo lenguaje, porque son socios, se condecoran y se legitiman mutuamente.
Somos testigos incómodos. Por eso, a los enemigos de la memoria histórica, así sean carceleros o banqueros, les recordamos que los crímenes de lesa humanidad no prescriben, sea en España, Sáhara o Colombia. Nos queda un reto: acabar con la rentabilidad comercial, financiera y política que se esconde detrás de los crímenes. Tenemos el deber de impedir que disfruten sus fortunas y que nos sigan poniendo el modelo de su “democracia”.
Desde el Sáhara, Colombia o Valencia, afirmamos que no estamos en venta. De ahí la importancia de este encuentro y la magnitud de nuestra tarea: activar la memoria insumisa, necesaria para resarcir a las víctimas y condenar a los verdugos.
* Ricardo Ferrer Espinosa es periodista. Fue periodista de la Red COLPRENSA, de diarios como El Colombiano, Comunicador Social de varias radioemisoras, testigo y sobreviviente de la masacre de Atrato (Colombia), escritor y autor del libro "NOS MATAN Y NO ES NOTICIA" y miembro del Gabinete de Comunicación de la Flotilla de la Independencia "Mahfoud Ali Beiba". Actualmente refugiado en España.
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