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miércoles, 25 de noviembre de 2009

CÓMO AYUDAR A HAIDAR. EL GOBIERNO ESPAÑOL DEBE EXIGIR A MARRUECOS UN CAMBIO DE ACTITUD CON LA ACTIVISTA SAHARAUI


Nota de Isabel Galeote: En los eslóganes que se suelen corear en las manifestaciones y concentraciones en favor de la lucha del Pueblo Saharaui por su independencia y autodeterminación, se suele gritar al únisono aquello de "Marruecos culpable y España responsable". Me pregunto, ¿seguro que España sólo es responsable?. Tengo claro y cada vez más desde hace mucho tiempo, y por lo que siempre se me ha tildado de "radical", hasta incluso por parte de "compañeros y compañeras" de lucha en el movimiento de solidaridad con la causa saharaui que, con distintos niveles de responsabilidad, tan culpable es quien la hace como quien la ve hacer y lo permite....., ¡¡¡vamos, que Hitler no hizo lo que hizo solo!!!, es decir, cuando la España de Franco hizo lo que hizo con el Pueblo Saharaui, podemos disculparnos a nosotros y nosotras, los españoles y españolas de a pie, porque ni siquiera podíamos expresarnos. Vivíamos bajo una dictadura, que aun dando sus últimos coletazos era dictadura al fin y al cabo, aunque bien es cierto que para unos más que para otros. Desde el momento y hora en que nos convertimos en "país democrático", ABSOLUTAMENTE TODAS LAS PERSONAS EN EDAD DE VOTAR SOMOS RESPONSABLES SUBSIDIARIAS DE LO QUE NUESTRO GOBIERNO HAGA, como en el caso de Aminatou Haidar ahora, que no es otro que el caso de traición permanente, continua y con sorna a todo un pueblo, el Pueblo Saharaui.
Vuelvo a repetir y lo haré una y otra vez siempre que pueda hasta ver si a fuerza de insistir lo llegamos a dogmatizar: el poder que tenemos la ciudadanía, es creernos que tenemos poder para hacer que nuestros responsables políticos y gobernantes hagan lo que tienen que hacer. Que a lo que le temen es al costo político y que somos los que podemos hacerles pagar esa factura sin demora, sin plazos y sin préstamos a fondo perdido. Mientras nuestros gobernantes, en cualquier nivel de la administración del estado, no sientan que podemos hacerles pagar donde más les duele, primero en la calle y después, consecuentemente en las urnas, seguirán manejándonos a su antojo y sometiéndose a intereses que en absoluto tienen que ver con los intereses del pueblo que dicen gobernar, sino a conveniencias partidistas y/o personales de quienen dirigen esos partidos, porque al fin y al cabo ¿qué son los partidos políticos sino personas con sus miserias y virtudes?.
Moratinos sólo es la cara de todo un gobierno de un signo determinado, es la cara de un cerrar filas a la orden aunque haya que tragarse el vómito y pasar vergüenza sin poder mirar de frente a la cara (o a lo mejor no) y de impedir que se trate cualquier cosa que destile "Sáhara -Pueblo Saharaui-República Árabe Saharaui Democrática-Derechos Humanos en Territorios Ocupados por Marruecos" en cualquier foro (nacional o internacional), aunque ese foro diga representar los más altos valores de solidaridad y hermandad entre pueblos. Vayamos poniendo rostro al asunto, que después de 35 años, ya es más que suficiente. ¡¡¡¡¡YA ESTÁ BIEN, QUE ESTO DUELE EN LO MÁS HONDO Y PROFUNDO DE NUESTRAS ALMAS!!!!


Editorial El País
25/11/2009

La situación en que se encuentra la activista saharaui Aminatou Haidar en el aeropuerto de Lanzarote, al que llegó tras ser privada de su pasaporte marroquí e impedida de entrar en El Aaiún, su ciudad natal y en la que residen su madre y dos de sus hijos, es de la entera responsabilidad del Gobierno de Marruecos. Corresponde a este Gobierno resolverla y es difícil concebir otra forma de hacerlo que no sea devolviendo el pasaporte y no impidiendo la libre entrada a su territorio a alguien que, aunque defienda ideas que no gustan a las autoridades, lo hace pacíficamente y al amparo de los códigos de derechos humanos.

Al Gobierno español le corresponde no hacerse cómplice de un acto autoritario y arbitrario como el que ha cometido el Gobierno marroquí con Aminatou Haidar. Y no está claro que no lo haga si su actuación se limita a impedirle que intente de nuevo volver a El Aaiún, alegando que carece de pasaporte cuando esa carencia no impidió su entrada en territorio español, y a ofrecerle la posibilidad de acogerse al Estatuto del Refugiado, lo que, al margen de las buenas intenciones, haría el juego al Gobierno marroquí. La cuestión es que Haidar no desea permanecer en territorio español en contra de su voluntad, ni tampoco quiere acogerse al Estatuto del Refugiado. Y que esa situación la ha llevado a una huelga de hambre que, además de poner en riesgo su salud, agrava un problema que Marruecos ha sabido trasladar a España con una facilidad pasmosa.

La posición del Gobierno español es delicada y cada vez más incómoda. No bastan las buenas intenciones ni que el ministro Moratinos reconozca "la legítima posición" del pueblo saharaui y se defienda de ser "pro marroquí". Son los hechos los que cuentan, y en este caso lo que se echa en falta es una actuación de la diplomacia española -todo lo prudente que se quiera, pero firme-, para requerir a Marruecos que reconsidere su actitud y no supedite los derechos fundamentales de las personas a razones administrativas como las alegadas -escribir Sáhara Occidental en lugar de Marruecos en la ficha de entrada- para impedir la vuelta de Haidar a su ciudad. Si España, como la ONU, no reconoce que el Sáhara Occidental sea marroquí, no se comprende la facilidad con que ha aceptado esas razones administrativas alegadas por Marruecos al tiempo que rechaza las de la activista saharaui para intentar viajar de nuevo a El Aaiún.

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