No hay dos sin tres........, a por la TERCERA
Isabel Galeote Marhuenda
Aún recuerdo las imágenes del entierro del tirano de Marruecos, padre del dictador y opresor sátrapa actual, un inolvidable y celebrado 26 de julio de 1999. Las lágrimas del Jefe de Estado de España, del Borbón, siguen sin tener nombre.
A la ciudadanía española hace tiempo que la venda de los ojos se nos ha ido desprendiendo poco a poco, cada vez más, a pesar de la propaganda positiva y tergiversadora que hemos recibido de este señor durante 30 años, orquestada desde luego por “el poder establecido, el fáctico y el otro” a través de los medios de incomunicación y desinformación, esos de los que, Macaulay, en 1823 escribiría que “la tribuna ocupada por la prensa se ha convertido en el cuarto poder del reino”, evocando la capacidad de penetración que los contenidos informativos tienen en los estados de opinión pública y referido concretamente a la vida política, subrayando simbólicamente que los medios de comunicación pueden ser utilizados, y de hecho lo son, como un instrumento de convencimiento de la ciudadanía con finalidades políticas. Evidentemente el “cuarto poder” se agregaría así a los tres poderes clásicos que distinguiera Montesquieu: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
La leyenda de Juan Carlos I se diluye porque la puesta en escena no nos ha impedido ver la verdadera “calidad” humana y profesional de este personaje.
Me niego rotundamente a que nos sigan pintando a este señor y sus futuros sucesores como bondadosos seres humanos, siempre dispuestos a salvar a España como en la charada del 23-F o como en la falta de respeto y salida de tono y lugar del “por qué no te callas”. ¿Salvarla de qué?. ¿Por qué Juan Carlos no la salva ahora de las amenazas de su buen sobrino-hijo Mohamed VI de echarnos encima los demonios de la inmigración, el tráfico de drogas y el mal llamado “terrorismo islámico”?. ¿Por qué no hemos visto su graciosa e insigne figura en ningún medio de comunicación durante todos estos días de lucha que mantiene Aminatou Haidar mediante una huelga de hambre que parece ser no le conmueve?. Pues se lo voy a decir yo: porque todo lo que sea buscarse una enemistad que le impida seguir con sus negocios, no le interesa, aunque en ello esté en juego el futuro, el honor y la honra de España. Aquí es donde debería estar demostrando ese amor por la patria, por los españoles y por los saharauis, pero por favor, no como lo hizo al visitar El Aaiún cuando los acuerdos de la venta del Sáhara ya estaban más que firmados y sellados con Marruecos y Mauritania, para eso, mejor me guarden una cría de ese “amor” en una urna con bolitas de alcanfor para que no se estropee demasiado, a ver si con estas cosas de la ciencia moderna encuentro a alguna persona ducha en la mteria dispuesta a clonarlo eliminándole el gen de la impostura, la traición y la inutilidad.
Por lo que más quieran, ya que hemos de soportar este tipo de amistades y relaciones familiares del monarca español impuesto por Franco, al menos que las utilice de vez en cuando, y también, para asuntos de estado. Ya que estas amistades peligrosas nos las tenemos que comer con papas porque todo aquél que tiene autoridad y capacidad para evidenciarlas eluden esa responsabilidad, al menos que nos sean útiles a los españoles y a los saharauis, a los que él consideró también españoles en su momento. Puestos ya, te vamos a seguir permitiendo entretenerte a ti, con tu corbata negra, y a Lady Grecian de luto, en una performance de llantos en los sepelios de gente que se hace rica a costa de las lágrimas y la sangre de los pueblos, pero a cambio te exigimos que des la cara, que te muestres, que digas y que hagas. Sal de tu escondite dorado de cacerías, regatas y esquíes y compórtate como “tu Dios te manda”……., eso mientras conseguimos hacer creer al pueblo que somos el quinto poder y que con nuestra voz y nuestra fuerza podemos poner y quitar a los gobernantes que realmente defiendan nuestros derechos con el uso de la razón, la legalidad internacional, la justicia, la libertad, la fraternidad y la igualdad.
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